El lago de las luces- Sombras en el bosque

Hola a todos!
Aquí empieza la historia que transcurre en un trozo de Mothrun, mi mundo inventado. La mayoría pasa en la parte oeste del bosque de Bhamlaug, que está rodeado por unas grandes llanuras con poco pasto y en el centro tiene un lago que absorve la luz de las estrellas y de la luna en ocasiones.
Espero que guste ;).
Esta es la foto de Ayäshán, uno de los protagonistas.


Cápitulo 1: Sombras en el bosque

Êlnim tocó el suelo en el que se encontraba. Estaba lleno de hojas caidas y algunas piedras. Aun le dolía la cabeza de el golpe que le debió de dar el gran caballo tordo con el que se encontró caminándo para llegar a su casa. Êlnim vivía en una casa muy bien cuidada pero antigua en medio de el bosque de Ithangorn en la región de Mothun. No sabía como pero no se sentía nada cerca de su casa; así que comenzó por intentar levantarse del suelo para poder ver donde se encontraba.

Cuando se incorporó pudo ver que se hayaba debajo de una gran árbol que ya tenía las hojas para caerse, sin embargo no se quedaba sin hojas extrañamente. Eso mismo parecía pasarle a los árboles de alrededor, convirtiendo el lugar en un sitio muy extraño, como en un eterno otoño. No pudo ver nada más que la llamase la atención cuando vio que algo se movía a lo lejos. Era de vista aguda incluso para ser una elfa. Continuó oteando el horizonte sin ver lo que se movía, cuando pasados dejó de verlo pasados unos minutos. Ahora ya no veía ni la sombra, paracía que el bosque se había quedado desierto.

Sintió una punzada de dolor en el costado izquierdo y se vio obligada a sentarse de nuevo contra el árbol. Tenía ese lado de el troco muy dolorido por la caida que le hizo protagonizar el caballo blanco que se encontró. Giró la cabeza y se tumbó para descansar un poco. No hubo descansado ni unos segundos cuando sintió que alguien la estaba mirando, pero no tenía fuerzas para seguir despierta, algo la dejaba medio dormida. Sería el cansancio...

Êlnim transcurrido lo que le pareció una noche, levantó la cabeza del suelo y notó que ya no le dolía el costado, y que se encontraba lo suficientemente bien como para andar un rato por el bosque. Se acercó a lo que parecía un camino algo estrecho, pero lo suficiente ancho como para que entrar una persona a caballo. Volvió a sentirse observada, pero como de costumbre, no había nadie; cuando de repente vio un caballo pastando cerca de ella. No lo podía creer, era el mismo caballo que la empujó a la gran caida que tubo. Éste, enseguida levantó la cabeza y comenzó a andar hacia la elfa tranquilamente. Êlnim corrió y se intentó subir a un árbol, cuando el animal aflijido empezó a lanzar quejidos, e incluso extrañamente hablar.

- No huyas, lo tuve que hacer, no lo hice por dañarte.- dijo el caballo bajándo la cabeza.

- E...Estás hablando.- respondió incredula la elfa.

- Si creí que en Ithangorn se sabía que los caballos de Bhamlaug podemos hablar. Aunque desgraciadamente, no somos más de diez. Y lo peor es que ocho se han marchado a la Llanura de los caballos.

- Vaya...eso es muy triste. O sea que me encuentro en Bhamlaug...- dijo pensativa Êlnim.- No me he presentado, me llamo...

- Êlnim Rochbenparth. Lo sé, yo te elegí de entre todos los elfos de Ithangorn para que me ayudases. Yo soy Ayäsán, uno de los dos últimos caballos de Bhamlaug.

- Nunca pensé que hablaría con un caballo. Pero en verdad en Ithangorn se habla mucho de los de vuestra especie. ¿Por qué me tragiste aquí;cuanto tiempo llevo fuera de casa?

- Te trage porque me pareciste la adecuada, no hay más explicaciones posibles. A lo otro te digo que llevas tres semanas fuera de casa, pero he dejado un mensaje a tu familia.- dijo despreocupado Ayäshán.

- Eso no me parece suficiente. Estarán preocupados por mi, lo siento pero no podré ayudarte. Me voy.- dijo sin pensar Êlnim.

- Eres joven e incrédula. El que lo siento soy yo, porque miles de potrillos morirán si no me ayudas...En cambio tu familia no perderá nada en que regreses en un tiempo que creo será pronto.

- Oh vamos. No me intentes convencer. Pero...¿cómo que morirán potros?.- dijo pensativa la elfa.

Ayäshán dio en el punto correcto. Êlnim era fuerte en la batalla y tenía por ley nunca rendirse aunque de momento solo trabajase limpiando las fornterasde orcos devido a su juventud. Pero no soportaba la matanza de animales salvajes ni de árboles.

- Morirán porque manadas enteras de orcos vienen de un largo camino desde el sur, vienen arrasando todo desde ya mucho camino, y se acercan a Bhamlaug, lo que significa que matarán o torturarán como bestias de trabajos forzados a todos los caballos de las praderas y a nosotros, los caballos de Bhamlaug. Ahora que dices, ¿nos ayudarás?

- No lo se...-respondió la elfa indecisa.-Bueno, está bien, pero lo hago por el bien de los potros.

- Sabía que aceptarías. ¿Tendrás algún problema en montar en mi grupa, o necesitas silla?

- No la necesito, montaré si me lo permites.

Ayäshán se bajó para facilitar la subida a Êlnim. El gran caballo comenzó a trotar por entre los árboles, esquivando sus gruesos troncos. Los cascos de Ayäshán en la hojarasca del suelo prodicían un sonido adormilante, pero Êlnim intentaba matenerse despierta. Decidió preguntar para mantenerse mejor.

- ¿Cómo es que los árboles todabía tienen hojas?, se supone que no deberían de tener ni una sola.- dijo la elfa agarrándose a las finas crines del caballo.

- Es porque son unos árboles muy especiales, siempre están marrones sus hojas, incluso en invierno, incluso en verano, pero en primavera salen unas flores blancas que no se caen hasta el final del verano.- comentó el caballo que ahora corría más rápido.

No tardaron ni diez minutos en salir a una pradera enorme, que era verde y estaba llena de flores amarillas, violeta y algunas amapolas. Se veia muy bien que empezaba la primavera, ahora tambíen se podía ver algún conejo o algún zorro que salía corriendo al ver al caballo que relinchaba mientras galopaba por una loma de la pradera.