martes, 1 de enero de 2008

El lago de las luces II- las ruinas de los caballos


Aquí está la continuación de "el lago de las luces". Promete ser más largo y espero que os guste ^^.


Pongo una foto de el bosque en el que se encontraban en la historia anterior y el palacio en el que se encuentran ahora.






Capítulo 2: Las ruinas de los caballos.




Continuaron el viaje por aquella inmensa pradera verde que contrastaba mucho con los laterales de ésta, que eran un bosque entero de árboles con las hojas con tonos marrones, dorados o anaranjados. Êlnim llevaba ya un buen tiempo sin ver nada en el horizonte cuando esforzando la vista pudo distinguir a lo lejos la silueta de lo que parecían unas ruinas destrozadas.




No tardaron más que en bajar una última loma y ya estaban casi en las misteriosas ruinas. Ayäshán disminuyó la velocidad, ahora solo iba a el paso pero con una marcha rápida muy cómodo para la elfa. No era un lugar muy acojedor, pero a Êlnim le gustaba mucho. Hubiese parecido un lugar horrible de no ser porque entraba muchísima luz por los huecos y nada más parecía un lugar histórico, muy conveniente para pasar la noche si te encontrabas en medio de una montaña...




Rápidamente, Êlnim desmontó después de la larga marcha, tenía el cuerpo muy cansado y buscó un lugar donde tumbarse. El suelo estaba lleno de plantas y las paredes con algunas plantas trepadoras; era lo que daba un aspecto tenebroso pero Êlnim apartó unas cuantas plantas de la pared y vio que estaban llenas de árboles tallados en la roca. También habían muchos caballos con distintas representaciones, pero la mayoría acompañaban a grandes reyes, lo que les daba un aspecto de inteligencia muy resaltado además de tener las caras con expresiones muy hermosas pero severas. Ayäshán miraba detrás de Êlnim las representaciones de la pared.



- Son hermosas...pero este palacio ya no volverá a relucir como lo hacía antaño.- habló con voz triste el caballo.- Los murales representan las antiguas alianzas entre los caballos de Bhamlaug con los reyes elfos. Juntos expulsaron a los hombres que provenían del sur y a los orcos.- entonces con el morro apartó más plantas y salieron unos dibujos de hombres con tez oscura atacando a los elfos encima de sus camellos. Un caballo que resaltaba en blanco atacaba a muchos hombres salvando a el que parecía el rey.



- ¿Ese eres tú?- preguntó Êlnim curiosa. El caballo la miró y ensombreció la mirada.



- Si, pero si no te importa, prefiero no hablar de ello.- dicho esto, Ayäshán se dio la vuelta y se tumbó en unos matorrales.- Aquí pasaremos la noche.

Êlnim no quería incomodar a su nuevo amigo y no continuó hablando, pero al día siguiente preguntaría. No se durmió, esperó a que Ayäshán se durmiese para poder inspeccionar el gran palacio. A la elfa le sorprendió y le maravilló a si que en cuanto el caballo se durmió, se levantó y prendió una antorcha con el fuego de la hoguera que habían hecho y caminó ahcia lo que le pareció un gran portón de madera. Estaba cerrado pero había un hueco del portón que estaba roto y Êlnim se metió.


En un principio no se veía nada y olía a polvo, pero en unos segundos, Êlnim pudo alzar la vista y pudo ver que se encontraba en una especie de establo. Continuó hasta una pequeña puerta que llevaba a un gran pasillo con muchas habitaciones a los lados. La elfa decidió meterse en la más cercana pero la puerta tenía un gran candado. Le fue fácil quitarlo, pues por casualidad le cayó una llave en la cabeza al levantar la antorcha para ver el techo. Abrió la puerta y se quedó de piedra.


Era una sala enorme con caballos tallados en las columnas; y en medio de la sala una armadura reluciente de color plata. También había una espada también de plata con una ligera curvación a modo de espada élfica; un escudo con forma de los escudos típicos de Arda con una medialuna plateada y debajo la silueta de un caballo apollado en sus cuartos traseros en fondo negro y por último había una lanza con la punta enjarzada en oro y con la misma inscripción que tenía la espada.


Êlnim se acercó a la lanza e intentó leer, pero estaba en algún extraño idioma antiguo o de los hombres. Cogió la lanza y notó que era muy ligera y fácil de manejar; cuando escuchó por detrás un sonido familiar. Era Ayäshán que la miraba con una expresión profunda y muy serena pero seria.


- Es la armadura del rey Throdÿ de Vangathresh.- el gran animal se acercó a la armadura y la miró con añoro.- Yo era el encargado de proteger al rey y a la Cámara de Plata.


- ¿La llave me la pasaste tú?


- Claro que si. ¿Como la hubieras encontrado si no?.- respondió Ayäshán abriendo la boca.- Me la tragué para qu no la cogiese nadie. Mi intención era que ahora fuese a formar parte de ti, ¿te parece bien?.


- A mi me parece bien.- respondió la elfa.- pero no se si la conseguiré llevar con honor...


- Claro que si, ¿por qué te crees que te elegí a tí?.- dijo Ayäshán riendo.


Ayäshán le pidió a Êlnim que se la pusiese y en menos de cinco minutos tuvo todo puesto; la espada en la vaina, el escudo en la mano izquierda y la lanza en la derecha.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno,exlente este 2º capitulo! Ya va cogiendo forma la historia!!! Sigue asi!