sábado, 8 de marzo de 2008

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo III

Capítulo 3 de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados"

Capítulo III

Aurissë sonrió ante las palabras de su amiga. La verdad era que ultimamente Nimloth la hablaba constantemente de ese lugar, perfecto para pasar aventuras. Todo lo que Nimloth sabía de los Reinos era por los libros de la Leyenda de Drizzt Do´Urden.Por supuesto, Nimloth sabía que era Luna Plateada y quien era la dama Alustriel.

Los jinetes hicieron que sus monturas apretaran el paso.
Cuando el cielo ya se teñía de naranja, llegaron a las murallas de la hermosa ciudad. Como decían los libros, estaba construida con muchos estilos, lo que le daba un enriquecimiento cualtural increible.
También se decía que eran bienvenidas todas las razas, pero por eso Nimloth no se preocupó, porque si ahora eran elfas, seguramente no tendrían problemas para entrar; la única barrera era el idioma.

Cuando los jinetes los condijeron por entre las casas, la gente las miraba con curiosidad. Parecía que el rumor de que habían llegado extrañas visitantes se había extendido por toda la ciudad.
Llegaron a lo que parecía la casa de la dama Alustriel. Fueron conducidas hasta los establos donde bajaron de Caellyn. Nimloth se quedó unos momentos acariciando al animal y luego siguió a los guardias.Mientras, Aurissë y ella comentaban la situación.

- He leido sobre Luna Plateada y se supone que aceptan a todas las razas. Creo que nos llevan a ver a la dama Alustriel.- dijo Nimloth siguiendo las largas zancadas de el más alto de los guardias con facilidad. A pesar de tener 13 años, ambas eran vastante altas y de cabellos largos. Nimloth era muy rápida en atacar si se metían con ella o con sus amigos/as. En cambio Aurissë, era más tranquila y reía por todo; lo que no significaba que su ira no fuese temible.

- Esperemos que sea así.- contestó Aurissë mirando preocupada hacia todos lados. Nimloth, en ciierto modo, también compartía su inquietud.

Podían malinterpretar lo que les decían y ocurrir un desastre, pero aún así siguieron hacia delante confiando en que se acabaran entendiendo. Por entre los largos pasillos de la enorme casa. Al final, al frente de una pequeña puerta, estaba un gran umbral de plata dentro de donde las esperaba la dama Alustriel con sus claros cabellos de plata cayendo por sus hombros y su espalda.
Las recibió con una reberencia y las hizo pasar.
Los jinetes no pasaron, sin embargo si que cerraron la puerta tras ellos dejándolas a solas con Alustriel. Ésta, las condujo hasta unas sillas colocadas ante un fuego donde las invitó a sentarse con un ademán con la mano. Para su sorpresa, Alustriel comenzó a hablar con ellas en su idioma.

- Bienvenidas a Luna Plateada. Creo que tú, Nimloth, ya sabes quien soy.- Nimloth asintió y miró a Aurissë.- En cambio tú no me conocerás de nada. No es necesario hacer presentaciones para saber que soy Alustriel. Sin embargo, creo que me va a llevar un tiempo debolveros a vuestro mundo. Mientras, sereis bien recibidas en mi ciudad.

Nimloth frunció el ceño disgustada. Aurissë, también sintió algo de decepción ante sus palabras, pues acavaban de llegar y ya estaban pensando en marcharse.

- Eh, dama Alustriel. No se si me apetece mucho marcharme.- a Alustriel esto la pilló por sorpresa, ya que las veía muy diferentes y pensó que querrían irse.- Nuestro mundo es horrible, al menos desde mi punto de vista.- Aurissë asintió para corroborar sus palabras.- Los bosques allí desaparecen. El mundo se contamina por los gases que expulsan las máquinas y los animales se extingen por la caza "deportiva".- Nimloth bajó la cabeza apenada.- Y...es un mundo sumamente aburrido.

Alustriel soltó una carcajada que pilló por sorpresa a sus huespedes.

- No es necesario que os vayais si no quereis. Este mundo esta abierto para vosotras, que aquí sois elfas. Eso es porque es a lo que más os pareceis aquí.- hizo una pausa para mirar al reloj de Nimloth.- Lo decía por vuestras familias. Es imposible que ellas vengan porque nunca han creido en los Reinos Olvidados.

Nimloth y Aurissë sopesaron esas palabras. Era cierto que al cavo de unos dias hecharían de menos a sus familias, pero Nimloth era muy obstinada y se negaba a perder la oportunidad de explorar aquel mundo extraño para ella.

- ¿El tiempo pasa igual en nuestro mundo que aquí?- preguntó esperanzada.

Alustriel pensó unos instantes.

- No. Yo diría que si salís de aquí, os encontrareis en el mismo momento en que salisteis de vuestro mundo.- Nimloth se dio un golpe en la cabeza recordando algo.

- Nos encontrabamos en un...- al comprender que no sabría lo que era un autobús, dio una sacudida con la mano y prosiguió.- Bueno, los que estaban con nosotros nos empujaron de una especie de carro gigante en el que vamos llamandonos traidoras e infieles.La expresión se tornó preocupada, lo que las inquietó.

- Eso puede ser entonces que os expulsaron porque en vuestro mundo sois como dos extrañas.- soltó una pequeña carcajada para destensar el ambiente.- Si quereis permanecer aquí aunque sea poco tiempo os recomiendo cambiar de ropa.

Nimloth y Aurissë la siguieron por un largo pasillo lateral que las condujo hasta unas escaleras. Alustriel las dijo que arriba estarían sus aposentos y podrían usarlos el tiempo necesario.

Las dos amigas subieron las escaleras de piedra en forma de caracol a lo que parecía el final de una torre. Arriba se vieron sorprendidas al entrar una preciosa estancia con dos camas con dosel y entre ellas una alfombra de lana de oveja que hacía que caminar sobre ella fuese como flotar.- Vaya una habitación más guapa.- dijo Nimloth tirándose en la cama.

- Creo que esta noche duermo del tirón.

Aurissë miraba por la ventana el bosque que se extendía a lo lejos.

- Se me hace raro no ver carreteras serpenteando entre el campo.- luego se volvió sonriendo.- Mejor así.

- Y lo mejor es que podemos estar aquí hasta que nos de la gana, porque teoricamente en nuestro mundo seríamos fujitivas.- Nimloth bajó la cabeza.- En cierto modo, me alegro de que nuestras familias estén allí. Nosotras vamos a remover este mundo y con nuestras hermanas siguiéndonos sería muy cutre.- Las dos amigas estallaron en risas.- Oye, ¿crees que Drizzt Do´Urden estará por aquí? Bueno aunque esté no nos iba a entender osea que...

Un hombre vestido con una larga túnica las trajo unas ropas propias pedidas por la misma dama. Unas preciosas ropas de montaraz con capucha y un cuchillo con gravados atado a una de las botas.

- Veo que sabe que no me gusta la ropa formal...- dijo Nimloth alzando las ropas.

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