sábado, 8 de marzo de 2008

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo II

Segundo capítulo de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados".

Capítulo II

Nimloth sacudió la cabeza lentamente para intentar recordar que había sucedido. Pronto pudo comprobar que no tenía ninguna herida grave aparte de un gran dolor de cabeza y un hambre descomunal. Miró hacia su lado y vio que Aurissë se movía un poco, pero a ella la habían empujado más fuerte y al caer se había torcido el tobillo.

Aurissë al mirar a Nimloth casi se desmaya.

- ¡Nim, que tienes las orejas picudas!- dijo a carcajada limpia Aurissë. Nimloth se las tocó para comprobarlo y riendose le debolvió la pelota.

- Veo que tu tampoco te las habías visto...que way- respondió riendose.- Ahora veremos mejor y todo eso. Al menos eso e leido.- como respuesta un horrible dolor en la cabeza.- Si, creo que siento como se me funden las neuronas humanas.- Aurissë comenzó a reirse alocadamente.

- Tú lo que tienes es un chichón de tres pares de narices.- Quedate aquí. Voy a ver si encuentro un poco de leña para pasar la noche.- dijo Nimloth cambiando subitamente de tema.- Yo que puedo moverme...-Añadió al alejarse.

Aurissë que gracias a su nuevo sentido del oido, pudo oir esto ultimo y vio que tenía el tobillo torcido.

- ¡Qué buena amiga, yo aquí con el tobillo torcido y me abandonas!- gritó hacia donde Nimloth se había metido del bosque.

Nimloth, que no lo había escuchado, rio entre dientes. Siempre en sus mentes soñaron que correrían grandes aventuras y ahora aparecían en un lugar que parecía estar desirto. Lo que de verdad lamentaba era no tener sus dos espadas para defenderse de posibles peligros. Cerca de allí encontró unos troncos caidos y un par de piedras que llevó de vuelta a donde esperaba Aurissë.

- No se si vamos a poder encender un fuego pero al menos hay que intentarlo. No me apetece pasar la noche a oscuras en un lugar desconocido.- dijo Nimloth depositando lo que había traido.Como pudieron, hicieron un círculo de piedras y metieron los troncos dentro. Tardaron varias horas pero al final de rascar una piedra contra otra, pudieron encender un fuego que las mantubo relativamente seguras por la noche.

A la mañana siguiente, el inconfundible sonido de los cascos de un caballo sonaron cerca de las orejas de Nimloth. Abriendo poco a poco los ojos descubrió las patas del animal, de color blanco hasta que empezaba el torso, donde tenía multitud de manchas marrones. Lo pero era que según percibía Nimloth, habían otros cinco caballos alrededor pero con jinetes encima.

Aurissë permanecía inmovil, pero cuando vio que Nimloth se despertó se incorporó como pudo para observar a los jinetes.Nimloth también se incorporó.El caballo que la había despertado pateó el suelo impaciente.
Uno de los jinetes se acercó cuidadoso. Comenzó a hablar con ellas, pero ambas se quedaron con cara confusa al terminar de escuchar lo que les dijo.El jinete al ver que no sabían el idioma se señaló a si mismo.

- Broom Talja.- Nimloth al comprender que se refería a su nombre se señaló a si misma.

- Nimloth Cúthalion.- Aurissë también comprendió e hizo lo mismo.

- Aurissë Falfyawë.Los caballeros se miraron y dijeron varias cosas entre ellos. Probaron a hablar en goblin, en élfico y en la lengua común de allí, pero las elfas no les entendieron. Al final decidieron llebarlas ante su señora. Nimloth lo entendió cuando hicieron una falsa reberencia ante un árbol para que supieran donde iban.

Ambas fueron montadas sobre el gran caballo pinto. Nimloth al sentirse de nuevo sobre la grupa de un caballo casi no podía respirar por la alegría, mientras que Aurissë miraba nerviosa detrás de su amiga como la cogía las riendas para azuzar al animal.

- ¿Seguro que recuerdas como montar a caballo?- preguntó con nerviosismo. Como respuesta Nimloth le mandó una mirada mordaz.

Cuando los jinetes dieron a sus monturas para que galopasen, el caballo pinto los siguió. Nimloth respiraba desacompasadamente y Aurissë los sentía. Sabía que su amiga siempre había soñado con ese momento, el momento de volver a montar a caballo.
Los jinetes hicieron un círculo alrededor y el que había hablado con ellas antes señaló al caballo y dijo "Caellyn". A Nimloth le era familiar aquel nombre. Tras escucharlo y con una sonrisa de oreja a oreja palmeó al caballo.

Cuando el sol ya estaba en lo alto, unas murallas aparecieron en la lejanía.El jinete se limitó a decir "Luna Plateada, Alustriel".Nimloth ya había oido esos nombres recientemente y echó a reir.

- ¡Aurissë, los Reinos Olvidados!

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