miércoles, 2 de enero de 2008

El lago de las luces V: Las luces de la noche

Un capítulo un poco largo pero en el que se descubren muchas cosas muevas, como en los anteriores.

No se si podré sacar capitulos tan seguido como lo hago ahora.

Una preciosa foto del Lago de las Luces.



Cápitulo V: Las luces de la noche




Prepararon todo para salir al día siguiente en busca de ayuda a el Lago de las Luces, ya que se decía que por allí andaban los restos de la Orden de los Caballeros de Loggdú. A la mañana siguiente se dieron cuenta del contratiempo de que Hrimir estaba herido y no podría cargar con nadie; así que irían los dos en Ayäshán que podía de sobra con su peso. Hrimir iría por detrás, ya que podía trotar gracias a los cuidados de Êlnim.





Se prepararon para partir cuando Throdÿ tubo la idea de ponerle una silla a Ayäshán, quien se negó en redondo. Al final, por la insistencia de Êlnim accedió incluso a ponerse riendas con la condición de que Êlnim no las usara excepto en caso de emergéncia. Ahora iban mucho mejor, porque podían agarrarse a el caballo al trote sin dar mucho votes.





Transpasaron la pradera de norte a sur, que no era muy extensa y llegaron de nuevo al bosque de oro como le llamaba Êlnim. torcieron un poco hacia el norte con lo que ahora iban directosa el lago.





Pararon para comer unas pocas frutas y un poco de pan de la casa de Throdÿ y enseguida estubieronde nuevo en camino. El paisaje no experimentaba cambios pero seguía siendo muy hermoso y Êlnim pensaba para sí que si tubiese un poco de tiempo escalaría a uno de aquellos árboles.





Pasaron así dos horas y los árboles dejaron de nuevo paso a una explanada y al fondo ya se podía ver el gran Lago de las Luces. Se acercaron y provaron con muchas ganas el agua del lago que les transpasaba las gargantas y les producía un frescor que los aliviaba del largo viaje. De nuevo acamparon y decidieron pasar en aquella parte del lago la noche, y Ayäshán les dijo que les tenía reservada par por la noche una sorpresa fantástica.





Así llegó la noche y los elfos miraban impacientes la superficie del lago esperando ver algo de lo que Ayäshán prometió. En unos segundos, la espera dió recompensa, en el fondo del lago fueron apareciendo reflejadas las estrellas, pero parecían estar tumbadas en el fodo del lago y tambíen apareció la luna llena, pero esa noche no había luna, esa misma noche el cielo solo llevaba estrellas. Todos los presentes se maravillaron con las luces acuaticas y les parecieron cinco minutos pero permanecieron allí toda la noche y solo se levantaron cuando el sol comenzó su ascenso en el cielo. Lo más estraño es que aun se podía ver algunas estrellas en el fondo como atrapadas en el lago.




Aun así, no tardaron en desaparecer. Aunque no habían descansado, se encontraban con muchas energías para continuar el camino así que recogieron pronto y se pusieron en marcha después de comer algo.




Ir caminando por el borde del lago era muy reconfortante, el agua era cristalina y al llegar a la orilla provocaba un murmullo adormilante. Devido a eso, no se dieron cuenta de que les estaban observando desde los árboles. Êlnim se obligó a dejar de mirar el lago y consiguió veralgo entre los árboles.




- Ey, hay algo en los lindes del bosque.- Los demás paraon de observar el lago a su pesar y vieron que era verdad. Se pudo ver que una figura con ropajes de explorador se acercaba tranquilamente hacia ellos.- ¿Quién eres? No queremos molestar, tansolo venimos a por fieles a la corona.




Unos 12 hombres salieron detrás y los agarraron poniendoles una espad a cada elfo en el cuello. Throdÿ llevaba puesta la capucha de la capa y no se le veía más que la mitad de la cara y los cabellos rubios callendole en los hombros, por lo que no le reconocieron. El hombre que se acercaba dijo que agarrasen a los caballos, pero no les fe tan fácil coger a Ayäshán, ya que este se defendía con fiereza. En cambio Hrimir no pudo hacer mucho porque no le atrapasen, ya que lo ataron las patas y lo tumbaron rápidamente.




- ¿Cómo es eso de que buscais fieles? Aquí no hay corona, no hay rey.- dijo el hombre acerándose. Tenía una mirada severa y el cabello negro azabache.




- Pero la hubo, y buscamos a los fieles que quieran luhar por su rey.- contestó Êlnim.




- Vaya, y supongo que me dirás que tienes a un rey dispuesto a meterse en este lio.- El hombre se acercó amenazante a la elfa.




- Si que lo hay. Ten por seguro que reinará si se le presentan fieles.- interrumpió Throdÿ interponiendose en el camino de el hombre. El hombre echó mano de la empuñadura pero aun no sacó su espada. En ese momento, Throdÿ se quitó la capucha y ninguno de los presentes hizo ningún movimiento fuera de lo normal, no reconocieron el rostro de su rey. Pero el hombre que se disponía a atacar, dejó caer el arma en el suelo y se inclinó. Los demás quedaron perplejos ante esto.




-¡Insensatos, que se supone que hacéis que no os inclinais ante el rey!- los presentes inseguros hicieron lo que el hombre les indicó. A Throdÿ le quitaron las manos de encima y pidió que desataran a los caballos y les indicasenel camino hacia su guarida.- Claro, señor. No tardaremos en llegar, Cirendor a su servicio.



Iniciaron el camino con Cirendor a la cabeza. Era una hueste entera de hombres todos tapados con pasamontañas y capuchas. No dejaron de caminar por el borde del lago, para alivio de los elfos, que estaban ya con los pies doloridos de tanto caminar.



El trayecto no fue largo como Cirendor les dijo. Pronto vieron un cerro que estaba practicamente en la orilla del lago. Al acercarse tambían vieron que había una puerta excabada en la parte inferior de la colina, por donde les indicaron que devían pasar si querian llegar hasta el capitán.



A los caballos se les impidió la entrada, pero les aseguraron que los dejarían ir a placer por las cercanías. Tan solo pasó con ellos Cirendor, que los guió por los estrechos pasillos que se internaban por debajo de la colina. Después de cruzar un largo pasillo, llegaron a lo que parecía el otro extremo inferior de la colina.


A los lados, con la típica construcción de Bhamlaug, estaban las puertas a las demás estancias, que devían ser algunas habitaciones, armerías, etc; y al fondo del pasillo, una gran puerta con los bordes de plata. Cirendor les indicó que pasaran para dentro.


El interior era fascinante. En vez de simples columnas, lo sugetaban pilares con forma de árbol; a los lados había dos grandes mesas con comida y en el fondo un trono de plata, situado un poco más alto que otro pequeño asiento correspondiente al consejero o a algún tipo de ayudante.


Throdÿ enseguida reconoció su antiguo trono y se preguntó como abría llegado hasta allí. Cuando los dos elfos miraban a su alrededor buscando a el capitán de los exploradores, sus respuestas se vieron aclaradas cuando un hombre de aspecto imponente, hombros anchos y pelo oscuro, los llamó la atención.


- Bienvenidos, nobles elfos. A que se debe vuestra visita.- dijo aquello como si nunca hubieran llegado visitas a aquel refugio, como era más normal.


- Mi capitán, es el rey Throdÿ.- interrumpió Cirendor. El capitán miró al elfo con una expresión de incredulidad y alegría a la vez.


- Throdÿ... me contó mi padre que te mataron al destruir Vangathresh. Soy Thalund, capitán de los loggduim.- Elnim no pudo contener una sonrisa resplandeciente al ver que aun podían quedar esperanzas y aliados nobles entre los hombres.- Me alegra esta visita sin duda, pero decidme, ¿qué os trae hasta aquí?- terminó temiendo la respuesta.

-No nos trae otra cosa que la lucha por la libertad. Venimos a pediros que os unais a nosotros para luchar contra el enemigo común y recuperar lo que fue nuestro.- dijo con palabras serias y voz clara el rey Throdÿ.

El lago de las luces IV: Nuevas alianzas

Que quereis que os diga...me siento productiva y estoy en racha xD.

He aquí como imagino a el rey Throdÿ (sacado de una imagen de Legolas).





Capitulo IV: Nuevas alianzas

Êlnim escuchó las palabras de Ayäshán y se quedó perpleja. Pero aunque hubiese confusión, la elfa rápidamente lo recogió del suelo y comprobó que tan solo había perdido al conocimiento temporalmente. Lo incorporó y lo subió encima de Ayäshán que aun no se lo creía. De repente se dieron cuenta de que al caballo lo dieron un flechazo en la pata trasera izquierda y Êlnim fue como el rayo hacia el que debía ser Hrimir, el caballo al que Ayäshán confió la protección de Throdÿ. El caballo relinchó de una manera espantosa.

Ayúdame! Me duele mucho la pata.- la elfa que sabía algo de curación por su padre, se acercó a la pata vio que la flecha le había atravesado la pata de lado a lado, lo que dificultó la extracción; aun así, Elnim la sacó cortando la parte de la flecha en la que estaba la punta y cortando la parte en la que estaban las plumas, y con un rápido movimiento sacó lo que quedaba de flecha sin desgarrar la piel del animal. Enseguida con la ayuda de la elfa se levantó y pudo caminar.

La casa no quedaba muy lejos y en cuanto llegaron pudieron ver que daba la impresión de que por fuera no era más que la cabaña de un leñador. Al lado había un gran establo con espacio para cuatro caballos y parecía lo suficiente confortable como para que una persona durmiese ahí sin sentirse avergonzada.

Elnim llevó a Throdÿ hasta dentro de la casa y allí con gran esfuerzo lo consiguió llevar hasta la cama y allí ponerle unas hierbas que consiguió en Vangathresh en la herida que sangraba en la cabeza. Cuando la elfa acabó de sanarle, buscó algo de comer en la despensa para los caballos. Encontró varias bolsas con avena y muchas hiervas del campo en otras bolsas; después de encontrar la comida buscó agua caliente y gasas para curar a Hrimir.

Se dirigió a las cuadras y encontró al caballo negro tumbado en el suelo, pero Ayäshán lo animaba para soportar el dolor. Elnim no tardó nada en sanar la pata de Hrimir y vendarla. Cuando terminó de curarle, volvió a entrar en la casa.

Throdÿ seguía tumbado en la cama inconsciente cuando Elnim entró a si que ella se sentó en una silla al lado para vigilarlo pero acabó cayendo dormida. A medianoche, Throdÿ se despertó lentamente observando que se encontraba en su casa y comenzó a intentar recordar lo que le sucedió, pero solo recordaba que le perseguían por el bosque y luego se debió de golpear en la cabeza porque no recordaba nada más. Vio que a su lado se encontraba la elfa a la que acompañaba a su casa, pero no sabía su nombre. Entonces se dio cuenta de que deberían de haber descubierto su verdadera identidad, Ayäshán se lo habría contado. La miró durante unos minutos y también notó que la herida que tenía en la cabeza ya no le dolía tanto, debería de haberle sanado. Dudaba de si tenía que despertarla o dejarla dormir, pero al final optó por meterla en la cama de invitados y mientras él se puso a cocinar algo para que pudiera comer en agradecimiento.

Êlnim no tardó mucho en oler la comida y darse cuenta de que estaba en una cama. Miró hacia los lados y al ver que no había nadie se levantó rápidamente y fue hacia donde provenía el olor a comida. Allí encontró de espaldas a Throdÿ cocinado lo que parecía un muslo de algun animal. El elfo pronto advirtió la presencia inquieta de su invitada y la invitó a sentarse en la mesa mientras acavaba de cocinar lo que resultó ser un ciervo. Êlnim le miraba inquieta pensando en que horas antes estaba con un buen golpe en la cabeza y sin sentido. Throdÿ también notó su extrañeza.

- No te preocupes. Yo me encuentro mucho mejor y te doy las gracias por sanarme; aunque me siento avergonzado por no haberte atendido yo y hayas sido tú la que me cuide a mi.- dijo Throdÿ ruvorizándose.- Aun no se como te llamas, ¿me lo dirías?

- Claro, no tube tiempo de presentarme; me llamo Êlnim y soy de Ithangorn. Tu te llamas Throdÿ según mi compañero, aunque según el camarero de la taberna te llamas Ohrek.

- Si, mi nombre en verdad es Throdÿ, solo que me cambié el nombre por las circunstancias y me llamaron por Bhamlaug Ohrek. Dime, que haces tan lejos de tu hogar y con no te pregunto con mi antigua armadura porque se que seguro que es obra de Ayäshán.

- Oh, lo siento. Ayäshán me la dio pero no sabía ni que aun vivías ni que aun seguías por aquí. Pero ahora que se que tu estás aquí, la armadura te pertenece de nuevo.- diciendo esto, la elfa se comenzó a quitar la pechera de plata.

- ¡No!- dijo parando la mano de Êlnim. Ella le miró extrañada.- No...yo no tengo fuerza para volver a llevar la armadura, me trae demasiados recuerdos.

- Pero es tuya. Deberías ponertela y volver a intentar levantar Vangathresh.- dijo le elfa continuando.

- ¿Qué? Eso no puedo hacerlo, tu no lo comprendes. ¡No sabes lo que es ver morir a toda tu familia, a todo tu pueblo a manos del enemigo!- Êlnim paró de quitarse la armadura y le miró asustada.

- Puede que no lo sepa, pero te aseguro que si a mi me pasara, lucharía por vengar a mi familia, a mi peblo y por demostrar al enemigo que aquello no fue más que una pausa, que la batalla estaba aun por librar.- dicho esto, se levantó y se fue corriendo a el bosque. Throdÿ la siguió a toda prisa pero la elfa sabía más de manejarse en el bosque que el. Enseguida la perdió de vista.

Se iba a dar por vencido al cavo de un cuarto de hora buscando, cuando de entre los árbustos vino un sonido de forcejeos. Throdÿ se acercó agazapado y vió que un par de sureños a su parecer la tenían presa y se la intentaban llevar. El elfo se puso la capucha y saltó de entre los arbustos y con su arco los mató de un flechazo certero a cada uno en la cabeza. Êlnim se liberó y se dispuso a sali corriendo pero Throdÿ la agarró y la abrazó con fuerza a lo que ella no se reistió, pero si lloró.

- Lo siento, lo siento tienes razón, hay que expulsar a estos horribles sureños de aquí. Pero ahora hay que volver a la cabaña.

Êlnim al llegar a la cabaña, habló largo rato con Throdÿ y decidieron que al día siguiente, Throdÿ dejaría de ser Ohrek para ser Throdÿ, rey de Vangathresh y juntos y con sus caballos recuperarían el honor de la ciudad de plata.

La noche fue larga en preparativos.

El lago de las luces III: Un nuevo compañero

Ya tengo la tercera parte de mi primer tema. No se lo largo que va a quedar pero espero que sea un poco más extenso.
La foto es de dos nuevos personajes.



Cápitulo 3: Un nuevo compañero

A Êlnim le quedaba perfecta de tamaño la armadura y a Ayäshán no parecía extrañarle. Miraba con añoranza la gran cámara en la que se encontraban; Êlnim ya no podía aguantar más la curiosidad y tuvo que preguntar al gran caballo blanco.

- Ehh...Ayäshán, ¿qué pasó en este lugar?.- dijo insegura la elfa.

- Es una larga historia y creo que deberías dormir; mañana será un largo viaje.

- Está bien, pero me lo dirás durante el trayecto.

- Como quieras, pero ahora salgamos a la hoguera.

Volvieron por los establos donde Ayäshán se quedó expectante unos segundos y luego continuó hasta el patio donde se instalaron para pasar la noche. Ambos compañeros cayeron dormidos enseguida sin necesidad de hacer guardias; Ayäshán se sentía seguro en aquel lugar y transmitió su seguridad a la elfa.

A la mañana siguiente el castillo abandonado tenía mucho mejor aspecto. Êlnim encontró el jardín del antiguo palacio donde aun crecían manzanos, higueras, nogales, algúnas fresas en el suelo y también una extraña fruta de color verde anaranjado. Ayäshán le dijo que era un Yalpy y que estaba muy bueno, así que cogieron frutas de todos los árboles y la elfa las guardó en una mochila que había apoyada en un escalón. La mochila era grande y no tenía ningún desperfecto así que la usó para coger lo que encontrase.

Tomaron una manzana cada uno (Ayäshán dos) y se pusieron en camino sin tardanza. El caballo advirtió que aun quedaba un trozo muy amplio de pradera; y cuando salieron de los alrededores del castillo cruzando por un puente, vieron la extensa pradera. Ayäshán corrió mucho al principio pero luego paró a un trote corto para poder hablar con claridad con su amiga.

- Me dijistes que me contarías que ocurrió en aquel palacio.- dijo la elfa aflijida al ver el poco interés que tenía su compañero para hblar de ello.

- Bueno...está bien. Te lo contaré, pero advierto que es una historia un poco larga y quizás te aburras.- el caballo paró y fue al paso.- Todo empezó con el nombramiento del rey Throdÿ. Era un elfo vastante joven pero enseguida aprendió a manejar el uso de la espada, el arco y la lanza, pero el prefería la lanza y en caso de no poder usarla, la espada.
" Todo le fue bien hasta que un buen día, un grupo de humanos que vivían en su territorio formaron una rebelión y se alzaron contra su rey. Eran de una orden de caballeros que siempre habían sido fieles; pero de esa orden quedaron algunos que ayudaron al joven rey, eran la antigua Orden de los Caballeros de Loggdú. La mala suerte quiso que el jefe fuese asesinado y los rebeldes tomasen un nuevo jefe que se hacía llamar Khashâg. Enseguida fueron suficientes para asaltar la ciudad y las dos aldeas aliadas. Yo guiaba a los caballeros y en mi grupa iba el rey; en dos días huyeron y creimos que habíamos acabado con ellos y no volverían pero no podíamos estar más equivocados.
" Hubo dos ataques más en los que traían sureños y orcos. Al tercero asaltaron completamente la ciudad y mataron a todo el mundo que encontraron en ella, solo sobreviví yo, el rey y caballo a quien yo di a su prtección, Hrimir. Yo hui en busca de ayuda que nunca encontré y de ellos no supe más. Esto pasó hace ya 150 años y nadie queda ya para contar la gloria de la ciudad de plata."

Cuando Ayäshán acabó de contar lo ocurrido, Êlnim no sabía que decir. Nunco oyó hablar de aquella tragedia y le parecía que debería ser recordada aquella ciudad.

- Es horrible...nunca oí tal cosa. Pero aun está la posivildad de que Throdÿ siga con vida.- contestó animada Êlnim.

- Han pasado 150 largos años. No creo que siga por aquí, y aunque siguiese por algún lugar no creo que pudiera hacer nada ya...

- ¿Donde están las dos aldeas que dijiste que fueron arrasadas?

- Más alante a la derecha y la otra está más atrás, creo que ya la pasamos.

- Dirigamonos a la que nos viene de camino, alomejor tendrán información y puede que algo de comer que no sea fruta. ¿Son humanos?

- Si, son humanos, pero no se si esto estará bien...

- Estará bien porque ni siquierase a donde nos dirigimos.

Ayäshán volvió a galopar y pasado un cuarto de hora; más o menos a la hora de comer, llegaron a lo que parecía el comienzo de una aldea de tamaño mediano. Había vastantes casas muy bien cuidadas y unas cuantas tiendas en la calle. Los aldeanos los recibieron bien, pero les extrañaba la presencia de una elfa en aquellas tierras. Les indicaron por donde llegar a la taberna principal y tambía fue fácil de encontrar; estaba en el centro con un gran cartel que decía:
" La heradura de oro "
Ayäshán al principio no accedió a meterse en las cuadras porque decía que estarían muy sucias, pero al final Êlnim lo convenció. La elfa entró en el lugar y vio que era muy acojedor y que había muchos humanos e incluso algún enano sentado con un motón de dinero en una bolsa. Ella decidió sentarse en una mesa alejada y pidió una bebida típica de allí. Le sirvieron como era lo más normal una cerbeza tibia y a ella no le convenció mucho aquella bebida. Le empezó a quemar la garganta y a marearse; ella nuca había tomado algo igual.

El camarero que había sirviendo, se le acercó y le sirvió en una bonita copa con vordados una bebida mucho más suave. El hombre se limitó a decir " Jentileza de Ohrek". En ese momento Êlnim se dió cuenta de que en la mesa más cercana a la suya, un encapuchado bebía la misma bebida que ella. La elfa se dispuso a levantarse a hablar con el, pero en ese moento, el mozo de cuadras entro gritando en el local.

- ¡Hay un caballo que habla en las cuadras, hay un caballo que habla en las cuadras!

Êlnim no tardó ni diez segundos en salir corriendo en dirección a las cuadras. El encapuchado se levantó sigilósamente y la siguió. La elfa al llegar a las cuadras lo primero que encontró fue que en el comedero de Ayäshán había un pienso propio del lugar. El caballo salió de las sombras para excusarse.

- Tansolo le dije que yo no em lo comería...- Êlnim tenía una cara que no parecía mejorar con las excusas del animal.

- ¡Eso no es excusa!, ¿sabes que el mozo de cuadras entró gritando que en los establos había un caballo parlante...?

- Perdón si molesto, pero creo que lo mejor sería irse.- dijo una voz extraña tras la elfa.- No os gustaría que llamasen a la policía.

- Creo que sabemos lo que hay que hacer.- contestó en tono borde Êlnim.

- En ese caso, tendré que dejar para otro momento la invitación de que me acopañeis a mi humilde hogar...

Êlnim se giró y contempló a el mismo encapuchado que antes la invitó a tomar el refresco y se sintió muy abergonzada.

- Ehh... yo lo siento mucho, no sabía que era usted, señor. La verdad es que no nos vendría mal un lugar en el que pasar la noche.

- En ese caso no teneis más que seguirme.- dio un silbido largo y fuerte y un caballo negro con una manta de batalla encima apareció trotando. Êlnim se quitó la capa negra que la cubría la ligera armadura y la dejó al descubierto. Tenía con ella un porte magnífico. En ese momento, el extreño también se quitó la capa y se puso un casco negro con plumas negras y rojas antes de que pudieran verle el rostro. El guerrero se quedó como paralizado al ver la armadura de la elfa.- ¿De donde las has...?

En ese momento, unos soldados locales aparecieron con unas ballestas apuntándoles. Tubieron unas décimas de segundo para salir corriendo cuando el misterioso acompañante les tiró su capa encima y los dejó confusos. Corrieron cada uno en su caballo por la larga calle principal hasta llegar a lo que parecía el final de la aldea y se internaron un poco en el bosque marrón. Estaba todo oscuro pero Ayäshán podía ver muy bien.

- Êlnim, desconfío de él.

- Tranquilo, estoy en alerta.

Corrieron un poco más, cuando oyeron a los soldados por detrás. Tuvieron la mala suerte de que, uno de los soldados, diera un tiro en la pata del caballo negro de delante y esta tropezase y callese al suelo con lo que el jinete cayó y se golpeó con una piedra en la cabeza. Ahora estaban las cosas muy mal. Êlnim pidió a Ayäshán que diese la vuelta para enfrentarse con los atacantes.

- No se porqué nos atacan, pero creeran que somos fugitivos. Devemos defendernos.

No eran más que tres y la elfa de un lanzazo mató al primero, el caballo mordiendo a otro en el culo, hizo que del dolor cayese del caballo y quedase inconsciente y el otro salió corriendo. Acabado el problema, Êlnim desmonró y se acercó al acompañante herido. Se le había salido el casco del golpe y ahora le pudo ver bien el rostro. Era un elfo de cabellos rubios con hermoso rostro. Ayähán profirió un sonido extraño.

- No puede ser...es Throdÿ.

martes, 1 de enero de 2008

El lago de las luces II- las ruinas de los caballos


Aquí está la continuación de "el lago de las luces". Promete ser más largo y espero que os guste ^^.


Pongo una foto de el bosque en el que se encontraban en la historia anterior y el palacio en el que se encuentran ahora.






Capítulo 2: Las ruinas de los caballos.




Continuaron el viaje por aquella inmensa pradera verde que contrastaba mucho con los laterales de ésta, que eran un bosque entero de árboles con las hojas con tonos marrones, dorados o anaranjados. Êlnim llevaba ya un buen tiempo sin ver nada en el horizonte cuando esforzando la vista pudo distinguir a lo lejos la silueta de lo que parecían unas ruinas destrozadas.




No tardaron más que en bajar una última loma y ya estaban casi en las misteriosas ruinas. Ayäshán disminuyó la velocidad, ahora solo iba a el paso pero con una marcha rápida muy cómodo para la elfa. No era un lugar muy acojedor, pero a Êlnim le gustaba mucho. Hubiese parecido un lugar horrible de no ser porque entraba muchísima luz por los huecos y nada más parecía un lugar histórico, muy conveniente para pasar la noche si te encontrabas en medio de una montaña...




Rápidamente, Êlnim desmontó después de la larga marcha, tenía el cuerpo muy cansado y buscó un lugar donde tumbarse. El suelo estaba lleno de plantas y las paredes con algunas plantas trepadoras; era lo que daba un aspecto tenebroso pero Êlnim apartó unas cuantas plantas de la pared y vio que estaban llenas de árboles tallados en la roca. También habían muchos caballos con distintas representaciones, pero la mayoría acompañaban a grandes reyes, lo que les daba un aspecto de inteligencia muy resaltado además de tener las caras con expresiones muy hermosas pero severas. Ayäshán miraba detrás de Êlnim las representaciones de la pared.



- Son hermosas...pero este palacio ya no volverá a relucir como lo hacía antaño.- habló con voz triste el caballo.- Los murales representan las antiguas alianzas entre los caballos de Bhamlaug con los reyes elfos. Juntos expulsaron a los hombres que provenían del sur y a los orcos.- entonces con el morro apartó más plantas y salieron unos dibujos de hombres con tez oscura atacando a los elfos encima de sus camellos. Un caballo que resaltaba en blanco atacaba a muchos hombres salvando a el que parecía el rey.



- ¿Ese eres tú?- preguntó Êlnim curiosa. El caballo la miró y ensombreció la mirada.



- Si, pero si no te importa, prefiero no hablar de ello.- dicho esto, Ayäshán se dio la vuelta y se tumbó en unos matorrales.- Aquí pasaremos la noche.

Êlnim no quería incomodar a su nuevo amigo y no continuó hablando, pero al día siguiente preguntaría. No se durmió, esperó a que Ayäshán se durmiese para poder inspeccionar el gran palacio. A la elfa le sorprendió y le maravilló a si que en cuanto el caballo se durmió, se levantó y prendió una antorcha con el fuego de la hoguera que habían hecho y caminó ahcia lo que le pareció un gran portón de madera. Estaba cerrado pero había un hueco del portón que estaba roto y Êlnim se metió.


En un principio no se veía nada y olía a polvo, pero en unos segundos, Êlnim pudo alzar la vista y pudo ver que se encontraba en una especie de establo. Continuó hasta una pequeña puerta que llevaba a un gran pasillo con muchas habitaciones a los lados. La elfa decidió meterse en la más cercana pero la puerta tenía un gran candado. Le fue fácil quitarlo, pues por casualidad le cayó una llave en la cabeza al levantar la antorcha para ver el techo. Abrió la puerta y se quedó de piedra.


Era una sala enorme con caballos tallados en las columnas; y en medio de la sala una armadura reluciente de color plata. También había una espada también de plata con una ligera curvación a modo de espada élfica; un escudo con forma de los escudos típicos de Arda con una medialuna plateada y debajo la silueta de un caballo apollado en sus cuartos traseros en fondo negro y por último había una lanza con la punta enjarzada en oro y con la misma inscripción que tenía la espada.


Êlnim se acercó a la lanza e intentó leer, pero estaba en algún extraño idioma antiguo o de los hombres. Cogió la lanza y notó que era muy ligera y fácil de manejar; cuando escuchó por detrás un sonido familiar. Era Ayäshán que la miraba con una expresión profunda y muy serena pero seria.


- Es la armadura del rey Throdÿ de Vangathresh.- el gran animal se acercó a la armadura y la miró con añoro.- Yo era el encargado de proteger al rey y a la Cámara de Plata.


- ¿La llave me la pasaste tú?


- Claro que si. ¿Como la hubieras encontrado si no?.- respondió Ayäshán abriendo la boca.- Me la tragué para qu no la cogiese nadie. Mi intención era que ahora fuese a formar parte de ti, ¿te parece bien?.


- A mi me parece bien.- respondió la elfa.- pero no se si la conseguiré llevar con honor...


- Claro que si, ¿por qué te crees que te elegí a tí?.- dijo Ayäshán riendo.


Ayäshán le pidió a Êlnim que se la pusiese y en menos de cinco minutos tuvo todo puesto; la espada en la vaina, el escudo en la mano izquierda y la lanza en la derecha.