sábado, 24 de mayo de 2008

Vanëhsa Eonhëim Drankkar













¡Aquí el tercer capítulo! ^^
Con muchos más acontecimientos importantes que en el anterior y algo más de acción.

Bueno, ya me diréis.
Arriba una foto del misterioso elfo y el centauro xD

Capítulo III. Angor Blackfire

Sintió las cálidas palabras de ánimo del elfo lejanas. Las llamas de la hoguera que habían encendido la ayudaba a sentirse mejor, pero seguía temblando de pies a cabeza, y lo peor, empapada de agua fría.
Pero de pronto sintió que sus ropas se secaban y una gratificante ola de calor la invadió en cada recobeco del cuerpo.
Abrió los ojos y vio al centauro haciendo un hechizo sobre ella. El centauro acabó la salmodia y se sentó al fuego. El elfo, al ver que reaccionaba al hechizo, se acercó un poco.
- ¿Te encuentras bien?- preguntó el elfo. Vanëhsa hizo un esfuerzo por dejar de tiritar y asintió.- Ah, jeje, pues no lo parece.- Vanëhsa sonrió.
- Gracias por ayudarme, me tengo que ir...Ilinsar...-antes de que pudiera acabar la leona apareció entre los arbustos y fue corriendo hacia la semidrow. Se enroscó a la espalda de Vanëhsa, sirviéndole de estufa viva.
- Una compñera fiel...la vimos volar y dijimos: ¡Eh! Ese animal debe correr y dejar los vuelos a las aves.- comentó el elfo arrancando de nuevo una carcajada en la semidrow. Luego se puso seria de nuevo.
- Me voy. Os agradezco de nuevo la ayuda, pero me esperan. Tampoco es conveniente que os vean en mi compañía.- ante las palabras de Vanëhsa, el centauro y el elfo se miraron.
- No digas tonterías, semidrow.- espetó muy serio el centauro. Vanëhsa le miró intentando descifrar si lo decía a modo de insulto o para referirse a ella, pues no conocía su nombre.
- Me llamo Vanëhsa Eonhëim Drankkar.- inquirió molesta. El elfo asintió.
- Drankkar...¿Hija de Niar Drankkar?- preguntó incrédulo. Vanëhsa asintió.- Oh, un placer. Yo soy Arwylos Theon, de Arminyerian.
- Faeglir hijo de Zastor.- se presentó el centauro.- Natural de Tamman.
- Arwylos y Faeglir, me debo ir, me esperan.- suplicó la semidrow, pero el elf se negó.
- Arwy, llámame solo Arwy.- pidió- ¿Nos puedes decir donde vives?

- ¿Con que fin?
- Ninguno indecente. Te hemos salvado la vida, ¿no?- Vanëhsa se quedó sin contestación y asintió a regañadientes.
- No os diré exactamente el emplazamiento de el bastión de mi familia, pero si os digo que sigáis el sendero fino que sigue al otro lado del río.- culminó la elfa. Cuando se iba a dar la vuelta, Arwy la frenó con una mano.
- Antes de irte, ten esto como regalo.- el elfo dio un silvido y un caballo negro y con la silla y bridas de un precioso color zafiro que trotó hasta el elfo.- Se llama Angor Blackfire- a la semidrow no se le pasó por alto que el caballo llevase apellido o en todo caso sobre nombre.
- Ehh...gracias.- la elfa sin esfuerzo subió a la grupa del animal. El elfo le dedicó una sonrisa encantadora y se despidió con la mano. Faeglir también se despidió, pero no sonrió.
Con Angor fue fácil cruzar el río, pues era un caballo fuerte y aguantaba sin esfuerzo. Vanëhsa puso rumbo a su casa por el sendero que le había indicado a Arwy y a Faeglir. Encontró la verja natural del bastión de su familia, creado con árboles encantados entrelazados y con hechizos para repeler visitas no deseadas.
El caballo comenzó a hacer cambio de apoyo al andar, dándole un aspecto hermoso a la escena de la semidrow entrando por la puerta de la verja.
Niar observó la gloriosa entrada de su hija. Vanëhsa desmontó y tendió la mano con las plantas que su madre le había pedido. Estaban húmedas y Niar lo notó.
- ¿Te caiste al río?- preguntó poco segura la elfa. Vanëhsa negó rápidamente.
- Las humedecí...porque estaban...secas.
- ¿Seco un nenúfar?
- Eh...no, el nenúfar ya estaba mojado, humedecí la Bright.- explicó la semidrow.
- Ya...¿Y que me dices de ese espléndido animal?- preguntó sagaz Niar. Su hija intentó pensar para darle una respuesta convincente pero su madre sonrió.- Anda, ve a los establos y deja al caballo.
Vanëhsa agradecida hizo caso de inmediato a su madre y cogió las riendas a su nuevo caballo. Ilinsar la siguió a un trote animoso. Los establos estaban detrás de un grupo de arbustos. Ahora había allí tres caballos, dos de ellos eran de Sargtlin y Niar, el otro estaba por curación.
Vanëhsa metió con cuidado al corcel negro en la cuadra más alejada y le quitó las bridas. Tuvo especial cuidado en dejarlas bien colocadas en la vaya y luego se puso a cepillar a Angor. No sabía porqué, pero le gustaba cepillar a aquel animal.
Tenía ojos muy expresivos y se estaba muy quieto cuando la semidrow lo cepillaba. Ilinsar lo miraba celosa.
Cuando acabó de cepillar al caballo, se sentó en un montón de paja al lado de la puerta de la cuadra.
- ¿Habré hecho bien en decir al elfo y al centauro donde vivo?- preguntó para sí Vanëhsa. Curiosamente, alguien respondió.

- No te preocupes, son buenas personas.- Vanëhsa, sorprendida, miró hacia atrás y vio a su caballo mirándola fijamente.- Confía en que no tienen malas intenciones.

Vanëhsa contuvo la respiración y se alejó. Ilinsar rugió al corcel. Como respuesta, Angor se puso sobre sus cuartos traseros y relinchó ominioso.
- ¡Controla a esa bestia salvaje!- pidió Angor a su perpleja dueña. El caballo tenía una voz hermosa comparable a la de cualquier elfo, pero a la vez imperiosa.
- ¿Sabes hablar?
- No, tú me sabes entender.- explicó al caballo- Es simple, tu me oyes sin yo necesitar mover la boca para ello. Nadie más puede, excepto quizá tu madre.
Ahora que lo decía, era verdad que el caballo no movía la boca y la semidrow tardó un rato en reaccionar.
- Seguramente ellos solo querían saber donde vives para venir a verte. Si no, no te hubieran salvado la vida.- Vanëhsa asintió ante tan lógico razonamiento...

El ruido de la puerta de los establos hizo callar a Vanëhsa, pues si lo pensaba, debería de parecer muy estúpida hablando sola...

Sagtlin entró con la capucha de su hermosa capa drow bajada para que el sol no le dañase los sensibles ojos.

Vanëhsa lo saludó y comenzó a cepillar las crines de Angor como si aquello la abstrayese. Sagtlin se acercó a un caballo con constitución atlética de color bayo oscuro. Era su caballo, muy acostumbrado a los paseos por los Túneles Inferiores. Lo acarició y luego miró a su hija.

- ¿Quieres salir a dar una vuelta a caballo esta noche? Ya sabes que no me pierdo cada noche superficial por nada del mundo.- dijo Sagtlin embridando a su caballo, de nombre Thaniel. Vanëhsa asintió complacida.

Cuando se puso el sol, Angor estaba reluciente y de nuevo embridado, dispuesto para salir. Vanëhsa y Sagtlin mantenían a sus caballos al paso para poder mirar con detenimiento las estrellas y sentir el gratificante viento nocturno en la cara.

Ambos elfos veían muy bien, como si les iluminasen el camino gracias a su excelente vista. Cuando ya era más de medianoche, Sargtlin hizo volver grupas a su caballo.

- Volvemos a casa.- indicó. Vanëhsa sin embargo no cesaba en su empeño de mirar las estrellas.- ¿Vanëhsa? Vanëhsa, por todos los dioses estás emperrada en ver las estrellas, pero en el bastión también se ven.

- Yo me quedo aquí un poco más...Angor e Ilinsar cuidarán de que no me pase nada...-respondió por fín la semidrow.

Ilinsar los caompañó todo el camino entre los dos caballos.Sargtlin asintió y puso rumbo al bastión que era su hogar.

Cuando Sargtlin desapareció de la vista, Vanëhsa se bajó de Angor y comenzó a escalar. Ilinsar la siguió con su misma habilidad y ambas se tumbaron en una rama alta del árbol con la espalda contra el tronco. Ilinsar se acurucó sobre el regazo de la semidrow y ambas disfrutaron de las vistas del bosque Lalthain de noche...el bosque más mágico de Galdhorn...Vanëhsa hasta podía oír como los hermosos elfos de la luna y los elfos del sol danzaban alrededor de una hoguera o entre los árboles...aclamando a Êdelun, la diosa de la naturaleza y a su corcel Tanos, creador de las estrellas, las compañeras de la luna, que cubrían el cielo nocturno cuando la Luna se escondía...

Aquello sin duda comenzó a adormecer a la semidrow, que pensando en los elfos de la superficie y sus canciones...en Êdelun y el Blanco Corcel Tanos...

La semidrow abrió vagamente los ojos cuando los cálidos rayos de sol de la mañana la levantaron con suavidad. Casi se cayó del árbol al ver un elfo en una rama superior, mirando el paisaje. Se tranquilizó cuando el elfo se giró y fue reconocido por su cálida sonrisa y sus cabellos dorados.

Arwylos de un salto se colocó en la misma rama que Vanëhsa.

Ilinsar levantó la cabeza con tranquilidad y se dejó acariciar por el elfo, ronroneando.

- ¡Buenos días Vanëhsa Eonhëim Drankkar!- saludó Arwylos. Antes de que la semidrow pudiese responder, Arwylos ya continuaba hablando:- Vengo de Arminyerian para saber si podría conocer a la gran guerrera Niar Drankkar.

Vanëhsa, estupefacta asintió indecisa.
- Faeglir también quiere conocerla si no es demasiado pedir- añadió el elfo. El caballo blanco del elfo apareció debajo y Faeglir con él.
Los tres, en sus monturas, pusieron rumbo al bastión en el que residía la semidrow...seguidos de Ilinsar, que cuidaba a Vanëhsa celosamente...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, estuvo fascinante este capitulo.
Cada vez te salen más largos los escritos, está muy bien ;)!

Una cosa, creo que de nuevo Nimlot hse ha colado, jejeje: "...de los establos hizo callar a Nimloth..."
Pues no se si esté equivocado y no lei bien, pero pues ahí te apunto esto ;)!!

Felicidades...
Chau!

Nimloth dijo...

Gracias por pasarte siempre, cleôthen.
No se porqué siempre se me escapa...pongo Nimloth sin querer T.T
Intentaré no equivocarme en la siguiente entrada, a ver si es posible ^^

Gracias de nuevo!!!