martes, 18 de marzo de 2008

Guenhwyvar


¡Adoro a Guenhwyvar!


Es un felino fantástico que siempre está cuando le necesitas, pero que a la vez te aconseja.


¡Como me gustaría tenerla!




Guenhwyvar




Guenhwyvar es una pantera negra que vienes de Los Planos Inferiores. Amiga insepareble de Drizzt Do´Urden, le ayuda aunque varias veces casi muere en su empeño.


Primero fue propiedad de Masoj Hun´ett, pero Drizzt consiguió rescatarla de su antiguo y malvado amo drow.




Tiene un tiempo limitado para permanecer en nuestro plano, al cavo de unas horas se cansa y debe regresar a su plano.


Es llamada mediante una estatuilla de ónice con forma de pantera.

Bruenor Battlehammer


Me parece el mejor enano del que yo haya leido nunca. Cuando leí los libros de la Trilogía del Valle del Viento Helado no paré de reir; y en los siguientes libros en los que también sale, igual.


Lo que más me gusta de el es su caracter indiferente hacia todo y a la vez sarcastico. Me dio mucha pena cuando crei que se murió en Mithrill Hall.


(Los siguientes contenidos son información obtenida de Tahmazian.com)


Bruenor Battlehammer



Bruenor nació en Mithril Hall, donde vivió su infancia hasta que un ejercito de duergars (enanos grises), liderados por el dragón Tiniebla Brillante, invadieron Mithril Hall matando a su abuelo, rey de la mina y a su padre. Los pocos supervivientes del clan Battlehammer fueron desterrados y huyeron al Valle del Viento Helado, donde fundaron una colonia con el mismo nombre que la mina en los precipicios de una garganta.
Bruenor, como heredero del clan Battlehammer fue nombrado jefe. Durante casi dos siglos vivió en el valle, entonces Catti-brie entró en su vida, la niña huérfana por un ataque goblin, fue criada por el clan de enanos, llegando a ser la única capaz de reblandecer el corazón de piedra del enano.
Mas tarde y a través de una adolescente Catti-brie, Bruenor conoce a Drizzt Do'Urden. Aunque en un principio sentía desconfianza del drow, pronto comprende las buenas intenciones del drow, y es el primero en aceptar al elfo oscuro dentro del valle. El elfo pasa a convertirse en su mejor amigo, y en los años siguientes la vida transcurre tranquila en el valle, hasta que una horda de bárbaros provenientes de las estepas ataca Diez Ciudades (nombre dado al territorio del valle en donde se encuentran los asentamientos de gente, situado entre tres lagos y un monte llamado Cumbre de Kelvin). Gracias a Regis, un halfling, y su medallón encantado, logran unir a los dirigentes de cada una de las ciudades y salen victoriosos. Unión que sólo dura hasta el final de la batalla, pero durante ella Bruenor hace prisionero a un joven bárbaro, Wulfgar.
Después de la batalla con Akar Kessel y la Piedra de Cristal, Bruenor engañó a Drizzt para que lo ayude en la búsqueda de Mithril Hall. Los compañeros pensaron que Bruenor había muerto cuando lo vieron llevar a un dragón de la sombra a la muerte del dragón y supusieron la muerte de Bruenor. La única cosa que lo mantuvo vivo fue Icingdeath, la cimitarra que Drizzt había perdido en una batalla con Artemis Entreri. En las semanas siguientes, Bruenor fue subiendo desde los puntos más bajos de Mithril Hall, cubriendo su barba y pelo con cenizas para disfrazar su color por el de los duergar, que ahora residían en Mithril Hall, y matando a todo aquel que lo descubrió. Escapó subiendo por una chimenea, cuando una araña gigante lo atacó. Aunque fue mordido, Bruenor se las arregló para matar a la araña y para alcanzar un respiradero al exterior. Finalmente sucumbiendo al veneno, Bruenor perdió el sentido. Se despertó para encontrarse bajo el cuidado de la señora Alustriel, regente de Luna Plateada. La señora había adivinado el problema de Bruenor y se había trasladado dentro en su rescate. Con su ayuda, y la de los Harpell, Bruenor pudo dar alcanzar a Drizzt y a Wulfgar, que se encontraban persiguiendo Entreri.
Cubrir los centenares de millas en un carro volador llameante proporcionado por Alustriel, permitió a Bruenor y a Cattie-brie llegar en hora para ayudar a la nave de Drizzt y de Wulfgar en una batalla con los piratas.
Luego, los compañeros juntos fueron a Calimport, donde vencieron a Artemis Entreri, rescataron a Regis, y causaron la caída del gremio de los ladrones dominante en la ciudad. Volvieron de nuevo a su hogar en el norte, y pasaron el invierno juntando fuerzas para retomar Mithril Hall, el sueño desde hacía mucho tiempo de Bruenor. Bruenor y sus ejércitos derrotaron a los duergar, y Bruenor fue coronado como rey de Mithril Hall, con un par de miles de colonos de otros reinos enanos que juraron su fidelidad a él. La paz fue de breve duración, ya que una pequeña partida de drows que buscaba a Drizzt, causó la aparente muerte de Wulfgar. En las escaramuzas, Bruenor perdió un ojo. La muerte de su hijo adoptivo Wulfgar envolvió a Bruenor en una profunda depresión. Drizzt partió rumbo a Menzoberranzan a arreglar cuentas con su gente. Cuando Cattie-brie y Drizzt volvieron, meses más adelante, sus noticias de un ataque drow contra Mithril Hall, forzaron a Bruenor a salir de su depresión.
Con la asistencia de reinos vecinos y de su gente, Bruenor y su reino sobrevivieron el asalto sobre Mithril Hall. Bruenor y sus amigos incluso buscaron a los líderes del ejército drow, las madres matronas de las casas más grandes. En la batalla, Bruenor, con mucha dificultad, mata a la Matrona Baenre, finalizando su reinado de siglos en la ciudad drow. Después de la batalla, encontraron a Gandalug, el fundador de Mithril Hall y antepasado de Bruenor, que había sido preso de forma mágica dentro del anillo de la Matrona Baenre por casi dos milenios. El descubrimiento de otro rey legítimo permitió a Bruenor abdicar en su antepasado para perseguir sus propias ambiciones en el Valle de Viento Helado y en las minas que su clan había hecho allí.
Durante la ausencia de seis años de Drizzt y Cattie-brie de su lado, Bruenor se sintió más cercano a amigos como Regis. También tuvo una oferta de un clérigo de restaurar su ojo perdido, que tuvo éxito, no obstante gradualmente.
Cuando el balor Errtu ganó la piedra de cristal, Bruenor se unió con sus amigos para derrotar al tanar'ri. La lucha se volvió a su favor, sin embargo, cuando Wulfgar regresó a su lado. Resultó que Wulfgar no había sido muerto seis años antes, en lugar de ello, le habían llevado a la corte de la diosa Lloth, que lo negoció con Errtu en intercambio por sus servicios. Errtu pasó los años torturando a Wulfgar, buscando una oportunidad de hacer que Drizzt deshaga el destierro de Errtu. Después de que Drizzt lanzara accidentalmente el destierro, Errtu trajo Wulfgar de nuevo al plano material para que presencie la destrucción de sus amigos. La llegada del Aegis-fang, sin embargo, permitió que los amigos destruyeran al demonio, desterrándolo otra vez por cientos de años.

Artemis Entreri


No se porque, pero este personaje siempre me ha parecido curioso. Al principio, cuando leí sobre el en los libros de "La leyenda de Drizzt Do´Urden" de R.A Salvatore me pareció un tipo odioso, y en cierto modo me daba bastante miedo.

Ahora que llevo más tiempo leyendo sobre el y Drizzt los veo terriblmente parecidos excepto en concepos morales, lo que se debe a que Artemis cuando solo tenía nueve años fue traicionado por un adulto en el que confiaba.




Artemis Entreri


Este enigmático y despiadado asesino es el idéntico reflejo oscuro del heróico Drizzt. Posee una pericia con las armas prácticamente igual a la del drow a lo que hay que añadir cualquier otro truco que este taimado personaje sea capaz de añadir en un combate con tal de obtener un rápido y efectivo beneficio.
Combate con una espada y una daga, ambas con propiedades mágicas. La daga tiene la virtud de absorber la vida de la criatura atacada y traspasársela a su portador, curando sus heridas al instante si las tuviera. La espada puede matar a quien la toque, sin un guantelete mágico protector, a menos que sea capaz de dominarla. Artemis posee la fama de ser el mejor y más profesional asesino de todo Faerûn.
Entreri es compacto y musculoso, con rasgos muy angulares.


Historia del Asesino


Nacido en Memnon, pasó su juventud en la enorme y pobre ciudad de Calimport, donde ya desde pequeño comenzó a demostrar sus artes en el manejo de la espada. Desde un ladrón de poca monta, llegó a ser el asesino más temible de la ciudad, al que se rifaban las cofradías principales. Si le asignaban un objetivo, éste podía darse por muerto.
Un día, a las órdenes del Bajá Pook, recibió la orden de secuestrar a Regis, un mediano que había robado una de las gemas brillantes de su jefe, que poseía la propiedad de influir en la mente de los demás. Así acabó en el Valle del Viento Helado, desde donde partió en busca de su objetivo, pero tuvo que enfrentarse a quien sería su peor enemigo: nada menos que un elfo drow conocido como Drizzt Do'Urden. Tuvieron varios enfrentamientos, pero en ninguno de ellos consiguieron acabar su lucha. Desde entonces, Entreri siente un fuerte odio por el drow.
Con motivo del primer ataque a Mithril Hall, otro drow, Jarlaxle, contactó con él y le ofreció el tan ansioso combate entre Drizzt y él para demostrar quien de los dos era el mejor espadachín. Para ello secuestró a Regis y se hizo pasar por él con una máscara mágica. Tuvieron varias luchas durante ese (fallido) ataque, y Entreri quedó muy malherido, pero Jarlaxle le rescató y le llevó a la ciudad subterránea de Menzoberranzan.
En esa ciudad cambió completamente su forma de pensar, ya que pasó de ser el asesino más temido a estar por debajo de todos los habitantes drow sólo por su raza; pero tuvo suerte en su empeño, porque Drizzt quiso lanzar un ataque suicida, y el humano le venció, aunque el drow estaba agotado. A pesar del odio que sentía por Drizzt, aceptó la insinuación de Jarlaxle de que ambos podrían irse de la ciudad si se ayudaban mutuamente en ello.
Ya de regreso a Calimport, y tras años de búsqueda, había perdido todo su crédito, así que trató de escalar posiciones de nuevo, pero ya no tenía el mismo interés. Cuando contactó por tercera vez con Jarlaxle, éste le "ofreció" ser la cabeza de su organización (Bregan D'aerthe) en Calimport, pero dado el poco interés que parecía tener en la lucha, le ofreció lo que siempre había deseado: una lucha a muerte, cara a cara con Drizzt Do'Urden y sin ayuda de ningún objeto mágico (para lo que se ayudó de su recién adquirida piedra de cristal mágica, denominada Crenshinibon).
La pelea la ganó Drizzt, pero un psiónico obligó a Entreri a asesinarle por la espalda (o eso creía, ya que Drizzt fue curado más tarde y liberado, seguro de que su eterno rival ya no querría más enfrentamientos).


Tras la adquisición del artefacto, Jarlaxle, por primera vez en su vida, comenzó a cometer errores debido a las enormes ansias de poder que el objeto le metía en el cerebro. Ayudado por Entreri, ambos huyeron con la piedra y la llevaron al clérigo Cadderly, el único capaz de destruirla. Actualmente se encuentra retirado del asesinato, y vaga por Faerûn con Jarlaxle ayudando a los desfavorecidos (mientras éste se hace pasar por Drizzt Do'Urden).


Personalidad de Artemis



Artemis es un profesional y tiene siempre un aire de control sobre si mismo. Cada movimiento que hace o las palabras que dice están calculadas para alcanzar el efecto deseado. Él nunca permite que las emociones o las circunstancias, no importa cómo de calamitosas, lo dominen. En esto, es totalmente tan resuelto como Drizzt. Se mantiene incansable en condiciones superiores, e intenta constantemente mejorar sus habilidades marciales, otra vez, igual que como lo hace su némesis drow. Artemis también es terriblemente astuto, capaz de superar en pensamiento y en batalla a sus opositores. Un aspecto extraño para un profesional del asesinato es Artemis generalmente nunca mata a menos que sea necesario o a menos que lo contraten para ello. Artemis no se toma las amenazas a la ligera, por ello no es partícipe de dejar enemigos vivos a su paso. Pero los que no son enemigos de Entreri o de sus aliados no tienen nada temer de él.
El odio y la repugnancia más grandes de Artemis Entreri es reservado para los que estén dispuestos a abandonar o a traicionar a sus niños en un intento de salvarse. Esto se debe a lo ocurrido durante sus años formativos, específicamente debido a algo que le hicieron los adultos, a los que como niño, él debió haber podido confiar. También lo ha supuesto Jarlaxle Baenre, que conoce Artemis muy bien, que alguien cercano a el, muy probablemente un "padre o un amigo cercano de la familia" (posiblemente un sacerdote, y definitivamente un comerciante que viaja que le ayudó a llegar a Calimshan), le traicionó cuando tenía menos de nueve años de edad. Lo que sea que le haya sucedido, Artemis ha sido extremadamente renuente en confiar totalmente en cualquiera desde entonces. El ha comenzado a confiar levemente en Jarlaxle, tanto como puede confiar en cualquier persona.

Drizzt Do´Urden




Esto que hago no van a ser capítulos de ningún libro si no información de mis personajes favoritos de la literatura.




Comienzo con Drizzt Do´Urden, para mi, uno de los mejores personajes que jamás se a creado. Me gusta tanto su caracter como sus habilidades. Aun no me he leido todos sus libros, pero puedo comentar sobre los libros que ya he leido.






Historia de Drizzt Do´Urden




Drizzt Do'Urden nació en la décima casa noble de Menzoberranzan, Daermon Nashezbaernon (conocida comúnmente como Do'Urden). Fue el hijo de Malicia, la Madre Matrona de la casa Do'Urden, y de por aquel entonces su consorte, Zaknafein, maestro de armas de la casa Do'Urden. Como tercer hijo, estaba destinado a ser sacrificado a la diosa araña Lloth, según la tradición drow; pero la muerte "accidental" de su hermano mayor, Nalfein, a manos del segundo varón de la casa (Dinin) durante el asalto a una casa rival y justo después del nacimiento de Drizzt, le convirtió en el segundo hijo y le salvó.
Como era un varón en la sociedad matriarcal drow, Drizzt Do'Urden sufrió numerosos abusos en las manos de su familia durante sus primeros dieciséis años de vida. Hasta cumplir diez años, pasó su tiempo al cuidado de su hermana mayor Vierna. A pesar de que Vierna estaba lejos de ser amable con él, en sus últimos años Drizzt desarrolló cierto afecto hacia ella.
Ya de niño, Drizzt mostró unos reflejos increíbles. Gracias a esto, Zaknafein fue capaz de persuadir a la Matroma Malicia para que Drizzt se convirtiera en guerrero, en lugar de reemplazar a Nalfein como mago de la Casa. A sus dieciséis, Drizzt comenzó su entrenamiento en las armas. Fue entonces cuando comenzó a adquirir las habilidades que le llevaron a convertirse en unos de los mejores espadachines de todo Faerûn.
Cuando tuvo veinte años, ingresó en Melee-Magthere, la academia de guerreros de Menzoberranzan, donde destacó en sus estudios a pesar de no contar con el favor de los maestros de la academia, los cuales lo emparejaban con los estudiantes de los ultimos años (a los cuales, Drizzt vencía con facilidad). Su estancia en la academia hubiera sido impecable (según los estándares drows) de no ser por la ceremonia de graduación, donde cayó en desgracia rechazando tomar parte en una orgía, haciendo caso omiso de las insinuaciones de dos altas sacerdotisas (una de ellas su hermana Vierna), y maldiciendo a Lloth.
Después de graduarse, formó parte de una expedición a la superficie, en la que salvó a una niña elfa (los acérrimos enemigos de los drows), escondiéndola debajo del cuerpo de su madre asesinada. El maestro de armas y padre de Drizzt, Zaknafein, el cual tenía unos valores morales parecidos a los suyos, creyó que Drizzt mató a la niña. Sin embargo, Lloth conocía lo sucedido y retiró su favor a la Casa Do'Urden. Zaknafein lucho entonces contra Drizzt, creyendo que se había convertido en un asesino como los otros drows. Drizzt le contó lo que paso en realidad.
Desafortunadamente, las mujeres de la casa Do'Urden, en un intento de descubrir por qué la Casa Do'Urden había perdido el favor de Lloth, estaban presenciando la batalla. Como consecuencia, Zaknafein se ofreció a sí mismo como sacrificio para salvar a Drizzt. Drizzt, una vez que se dio cuenta de lo que había ocurrido, abandonó la casa Do'Urden y se fue a vivir a la Antípoda Oscura
Drizzt pasó algunos años en la Antípoda Oscura, durante los cuales adquirió la personalidad de "El Cazador" (su alter ego berserker), fue esclavizado por desolladores mentales y tuvo que luchar contra Zaknafein de nuevo, ya que había sido transformado en un muerto viviente por la Matrona Malicia y enviado a la búsqueda de Drizzt. Al final, Zaknafein recobra por unos instantes el control de sí mismo y se arrojó a un lago de ácido, destruyéndose para siempre.
Debido al fracaso de la Matrona Malicia en el propósito de matar a Drizzt, Lloth decretó que la Casa Do'Urden debía ser destruida, y la Casa Baenre (la primera casa de de Menzoberranzan) se encargó de la tarea. Sólo sobrevivieron Vierna y Dinin (el hermano mayor de Drizzt)
Cuando ya había vivido cuarenta años en la Antípoda Oscura, Drizzt se dio cuenta de que tanto él como los que estaban a su alrededor no estarían seguros, así que decidió viajar a la superficie, donde vivió con Montolio hasta que murió. Después encontró muchas adversidades debido a su raza, y finalmente se mudó al Valle del Viento Helado, dondé conoció a Catti-brie, Bruenor Battlehammer el enano, Regis el Halfling y Wulfgar el Bárbaro.



Después de llegar al Valle del Viento Helado, tuvo que luchar para la supervivencia de Diez Ciudades, que iba a ser invadida por el ejército de Akar Kessel, que estaba poseído por la Piedra de Cristal (Creinshinibon). Al finalizar la batalla, con Akar Kessel muerto, Bruenor quiero cumplir el sueño de su vida junto con sus amigos, ir a Mithrill Hall. Con una treta consigue que Drizzt le acompañe, pero Regis prefiere quedarse para disfrutar de su cómoda vida.



Repentinamente, Regis el halfling decide ir con sus amigos a Mithrill Hall, aunque lo que de verdad quiere es huir de Artemis Entreri, un poderoso y astuto asesino que viene desde Calimport para llevarse al halfling al jefe de su cofradía, el bajá Pook.



Artemis secuestra a Catti-brie como rehén y sigue al grupo, pero Catti-brie consigue escapar al cavo de un tiempo en el que consiguió perderle miedo a Artemis y llegar hasta sus amigos.



Ya alertados consiguen encontrar la entrada a Mithrill Hall y allí Drizzt lucha con al habilidoso Artemis, quien se lleva a Regis a Calimport y "muere" Bruenor al intentar matar a Tiniebla Brillante, un terrible dragón negro.




Carácter




Por mucho tiempo de desprecio que lleva sufriendo desde que salió a la superficie, Drizzt asimiló que siempre la mirarían por el color de su piel y no por como era por dentro; así que adquirió un carácter templado y expresión estoica.



Nuca suele dejar que sus sentimientos interfieran en sus propósitos; los intenta llevar firmemente hasta el final.



Por su temple, consigue luchar en perfecta armonía con sus dos cimitarras, sin abrir un solo hueco en la defensa.




domingo, 9 de marzo de 2008

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo VI

Mi nuevo capítulo de mis aventuras en Los Reinos. Espero que guste^^



Capítulo VI


Nimloth retuvo un poco con las riendas el paso acelerado de Caellyn. El caballo notó la presencia al igual que lo hicieron Nimloth y Aurissë minutos antes, y por eso se separaron para buscar aquello que las inquietaba.

Las elfas se volvieron a encontrar en la pradera en la que separaron con expresione sombrías.

- ¿Has encontrado algo?- preguntó Nimloth a su amiga. Ésta negó con la cabeza.- No se que queremos encontrar si no sabemos apenas lo que buscamos.- farfulló la elfa. Aurissë sonrió.

- Sabemos que hay alguien, y eso bastaría para inquietar a alguien que no conociese el bosque en el que está.- inquirió perspicaz Aurissë bajando de Leindmund y dándole unas palmaditas en el cuello.- ¿Acampamos?

- Si...llevamos todo el dia montando a caballo por el bosque y ni si quiera tengo un poco de noción sobre donde nos encontramos.- Nimloth acompañó sus palabras con un bostezo.- Me tranquiliza saber que por este bosque hay elfos.

- ¿En serio? ¿Cómo se llama el bosque?- preguntó Aurissë encendiendo una hoguera con una yesca y un pedernal. Nimloth bajó de Caellyn y lo admiró. Luego se sentó con Aurissë.

- El Bosque de la Luna. Esperemos que haya elfos...tengo ganas de verlos.

Aurissë sonrió y sacó un par de trozos de pan que les habían dado en Luna Plateada y cenaron sin prisas. Se acostaron sobre el suelo y las primeras horas las pasaron durmiendo tranquilas, pero nunca antes habían dormido en las tierras salvajes y los múltiples ruidos de la noche las inquietaban.

Muy entrada ya la noche, un chasquido de ramas hizo que Nimloth aguzara el oido. No tuvo que avisar a Aurissë, pues ya estaba con su kunai listo. Nimloth le hizo una señal con la cabeza a Aurissë para que fuese por la derecha hacia los matorrales donde había sonado el ruido.

Nimloth fue por la izquierda bordeando el seto y se encontró con un niño de no más de diez años que la miraba expectante y asustado por sus dos cimitarras.

- ¿Quién eres?- preguntó en tono seco Nimloth. El niño se encogió de hombros dando a entender que no comprendía. Nimloth puso cara de enfado pues había olvidado los inconvenientes del idioma. Aurissë asomó por el lado derecho.

- No nos entiende...- las palabras de Aurissë fueron desentendidas también para el niño, que mirada anonadado un bolsillo de Nimloth de donde salían colores. Nimloth introdujo la mano en el bolsillo y sacó su MP3.- Vaya...no sabía que te lo hubiese traido.

- Uoh, que flipe, ¿te imaginas como lo deben de ver los habitantes de los Reinos? Creerán que somos brujas.- contestó riendose Nimloth.- Esto no les gustará a los magos, es como si me hubiese traido una moto.- el niño las miró incrédulo e intentó tocar el aparato.

Al contacto con el niño, el MP3 comenzó a sonar, pues ya se había accionado solo en el bolsillo de Nimloth y ahora sonaba la música de Three Days Grace a todo volumen. El niño salió corriendo y se perdió en el bosque. Nimloth y Aurissë se encogieron de hombros y rieron divertidas.

- Es un inocente MP3...-concluyó Nimloth introduciéndolo de nuevo en su bolsillo.- Vamos a descansar.

Pasaron toda la noche durmiendo a pierna suelta y por la mañana se pusiseron enseguida en camino. Por exigencia de Nimloth ocultaron su hoguera y borraron como pudieron sus huellas.

- Esto ya es paranoia.- se quejó Aurissë.

- Toda protección es poca aquí.- respondió con aire teatral Nimloth.

Nada más montaron, las elfas echaron una carrera hasta el próximo claro del bosque, donde por supuesto pararían a comer. Nimloth había visto el claro aquella mañana desde un cerro, pero ahora había niebla.

Cuando se dieron cuenta, las elfas ya no se veían. Nimloth llamó a Aurissë y viceversa, pero las llamadas se perdían en la densa niebla que las empapaba.

- Caellyn, llévame con Aurissë, por favor.- pidió en tono suplicante Nimloth a su caballo. Éste miró en redondo y con rienda suelta galopó decidido a un punto, pero llegado al momento, se paró en seco y casi tiró a Nimloth de la silla.- ¡Caellyn, calmate!

El caballo se apoyó en sus cuartos traseros y tiró a Nimloth de la silla. Nimloth se levantó con cuidado pues le dolía a horrores un tobillo. Cayó en su intento por levantarse sintiendo punzadas de dolor en el pie. Llamó a Caellyn en la densa niebla pero no lo veía. Sintió un terrible escalofrío por todo el cuerpo.

El filo de una daga se posó sobre su garganta y una fría voz sonó a sus espaldas. Una mano la agarró por la cabeza.

- Ni intentes moverte.- advirtió. Nimloth pensó horrorizada en el asesino más temido de Faerun al ver la daga enjoyada que se posaba en su garganta. Otra voz más se unió, pero era más suave y delataba a su poseedor como de sangre élfica.

Nimloth no tuvo ninguna duda de quienes eran pues estaba al corriente de las aventuras de Artemis Entreri y Jarlaxle, el elfo oscuro.

En quien primero pensó luego, fue en la suerte de su amiga Aurissë.

sábado, 8 de marzo de 2008

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo V

Capítulo quinto de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados".

Capítulo V

Aurissë observó el colgante que Nimloth sostenía entre las manos exigiendo una explicación con la mirada.

- ¿De donde los has sacado?- preguntó Aurissë sonriendo.

- No pienses que lo he robado ni nada.- contestó bromeando Nimloth- La dama Alustriel me lo regaló. Vino antes que tu, pero no me dijo cual era su función.Con una expresión confusa en la cara, Aurissë pensó en como diablos habría conseguido llegar antes que ella a la habitación, pero se dio por zanjado el tema en cuanto Nimloth le dijo que practicaba la magia.

Nimloth ya no tenía aquel extraño brillo en los ojos, lo que tranquilizó a su amiga.Habían sido demasiadas experiencias en un día.
A la mañana siguiente, el sol alumbró con una espectacular brillantez. Nimloth se tapó la cara cuando Aurissë recogió las cortinas de dosel que tapaban su cama, dejando pasar toda la luz.

- ¿Qué haces?, ¡aun tengo sueño!- la reprendió Nimloth. Aurissë continuó recogiendo y se vistió como el rayo cuando Nimloth solo pudo incorporase un poco.

- Alustriel me dijo que confirmasemos si nos iríamos o nos quedabamos. Yo le dije que nos ibamos.- dijo Aurissë abrochandose una preciosa capa de color negro.

- Mmm...Me parece bien. Solo que he pensado que no podemos ir por ahí solas sin ningún arma más que un cuchillo. Y...adelantaríamos camino si estubiesemos en problemas con un caballo...- contestó bajando la mirada Nimloth. Aurissë soltó una carcajada.

- Eso me dijo ayer Alustriel, que con un cuchillo como única arma y sin experiencia mal ibamos. Vamos.- dijo concluyente la compañera de Nimloth. Esta, se dejó arrastrar. Se sorprendió de lo bien que le quedaban las ropas de montaraz.

Aurissë condujo a su amiga hasta el patio interior donde la anterior noche había cenado y conversado con Alustriel, donde ya las esperaba con dos caballos detrás, sin necesidad de ser cogidos por las riendas se mantenían pegados a ella.
Nimloth no pudo ocultar una enorme sonrisa al ver que uno de ellos era Caellyn, el caballo pinto que la llevó hacía ya dos días.
Al acercarse, Alustriel y los guardias que había (entre ellos Broom) con unas armas en las manos los recibieron cordialmente.

- Buen día, Nimloth y Aurissë de la Tierra. Como dije ayer, espero vuestra respuesta.- Nimloth y Aurissë asintieron al unísono.- Sea pues. Aquí teneis vuestras armas.- Broom se acercó y la pasó un arco a Aurissë y otro a Nimloth. Acto seguido, otro guardia más alto que Broom se acercó y le cedió dos cimitarras a Nimloth y un kunai para Aurissë, que los recibieron encajándolos a la perfección en sus vainas.- Ahora que ya teneis algo con que defenderos, solo queda un pequeño presente para que vuestros desplazamientos sean más rápidos. Los dos caballos, como si supieran todo lo que hablaban se acercaron.

Ambos, de gran embergadura se acercaron a sus nuevas dueñas observandolas con una inteligencia en los ojos mayor a la de ningún caballo de la Tierra o de los Reinos lo haría nunca. Incluso Nimloth retrocedió un paso al ver lo decidido que se acercaba Caellyn.

Nimloth no lo podía creer. En la Tierra, hace unos pocos días, casi se moría de desesperación por poder montar, aunque solo fuese una vez a caballo y de repente tenía uno. El caballo perfecto con el que siempre había soñado. Un enorme caballo marrón y blanco.

Por su parte, el otro caballo que era negro y con el final de las patas peludas se acercó a Aurissë detenidadmente.Tenía una mirada muy expresiba y más negro que la misma noche observó como lo hizo Caellyn a su dueña. Aurissë, de manera semiconsciente dijo casi para si "Leindmund..."
Alustriel asintió, pues ese en verdad era el nombre del caballo.

Listas ya para partir, se acercaron a sus nuevos compañeros. Aurissë tardó un poco en acostumbrarse al poderoso paso de Leindmund. Cuando ya se pudo mantener bien sobre Leindmund vio que Nimloth aun no había montado. Estaba acariciando el morro a su caballo mientras cantaba una larga letanía que parecía elfico.
Aurissë con mirada comprensiba dio unos toquecitos en el hombro a su amiga e hizo una seña hacia el camino. Nimloth dejó de entonar la letanía y como si fuese un protocolo, subió por la parte izquierda del caballo y cuando ya estaba encima se le erizaron los pelos de la nuca.¡Cuánto tiempo llevaba esperando ese momento, cuántas noches sin dormir pensando si alguna vez volvería a sentir el poderío y la libertad de montar a caballo!

Solo ahí sentada en la silla ya sentía que sus momentos más felices se sucedían. Caellyn, sintiendo la euforia de su dueña relinchó entusiasmado.Nimloth ya había montado hacía un día, pero con la confusión solo fue como si hubiese volado un corto espacio de tiempo. Ahora sentía que estaba en paz.Caellyn, después del eufórico relincho echó a trotar mientra Nimloth gritaba:

- ¡Algún día agredeceré a los Reinos esta oportunidad!

Aurissë la siguió despidiendose con la mano de Broom.

A Aurissë le parecía muy sencillo montar, y bastante placentero sentir el aire en la cara y esa sensación se seguridad y libertad que le proporcionaba Leindmund. Cuando miró a sun lado vio que Nimloth seguía los movimientos de Caellyn como si los adivinase y lo manejaba como si fuesen uno solo.

Ante ellas, se abría el ancho mundo, con lugares reconditos sin explorar; que era lo que las impulsaba a seguir con aquella felicidad.

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo IV

Capítulo cuarto de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados".

Capítulo IV

Nimloth contemplaba con atención el cielo salpicado de estrellas. En su mundo, al menos en su pueblo, sería imposible verlas con tanta claridad como se veían allí. Seguramente, hacía ya varios siglos que los humanos de la Tierra no veían en todo su esplendor las estrellas. Desde Luna Plateada, a pesar de los faroles de la calle, mirar al cielo casi sorprendía a Nimloth, porque aparte de con la fuerza que brillaban las estrellas allí, era palpable su toque de magia, pues Nimloth juró ver más de una vez como la luz de una estrella se tornaba azulada de un momento a otro.

Nimloth ya llevaba las espléndidas ropas de montaraz que la dama Alustriel le había proporcionado, pero pensó que si quería salir de aventuras, necesitaría un arma más potente que su cuchillo.Sacudió la cabeza para intentar pensar solo en aquel precioso momento que no hubiera sido posible en su tierra.

Sentada en el tejado de la torre en la que se encontraba sentía un extraño viento cálido a pesar de que según la habían informado era el comienzo del invierno. También era cierto que en su tierra, en la falda de una montaña había vientos fríos y estaba acostumbrada.

Aurissë escaló hasta donde reposaba Nimloth con gran agilidad. Aún no estaban acostumbradas a sus nuevas habilidades como elfas y continuamente se sorprendían por lo que eran capaces de hacer.

- ¡Nim!, ¿no vas a cenar?- dijo Aurissë acercándose lentamente.- La dama Alustriel nos tiene preparada una buena cena.

Nimloth tardó un rato en reaccionar pero al final miró a su amiga y a Aurissë le pareció ver que en medio de sus ojos almendrados pasaba un fugaz brillo. Un brillo parecido al de una extraña estreña que alcanzó a vislumbrar.Sin embargo no respondió, se limitó a seguir mirando las estrellas ensimismada. Luego de un rato sin comprender lo que pasaba, Nimloth habló a su amiga para explicarle.

- No tengo hambre; pero tu ve a comer, que llevas todo el día sin comer.- como respuesta el estomago de Aurissë pareció tener un tigre dentro. Ambas rieron ante su propio expectáculo.- Vamos ve.

Luego bajo yo.Aurissë asintió y volvió a la habitación por la ventana. Decidió no preocuparse por el extraño comprotamiento de Nimloth; aún así, le pareció que debía preguntar a Alustriel. Tal vez ella supiera algo.

Bajando las escaleras de caracol llegó hasta un el largo pasillo lateral por el que llegaron. De repente se dio cuentade que no tenía ni idea de llegar hasta el patio donde había quedado.
Para su alivio, un guardia ya conocido, se acercó a ella. Tenía los ojos de un color verde cálido y ahora sin casco se veía bien las ondulaciones de su rizado cabello negro. Su jovial rostro mostraba que debía de ser joven pero por el respeto que le mostraban, también muy experto. Cuando Aurissë llegó hasta donde este estaba, hizo una reberencia.

- Hola Broom, ¿me esperabas?.- luego Aurissë recordó que no podía enterderla e hizo un movimiento rápido con la mano como para que no le diese importancia a su comentario. Cuando Aurissë quizo comenzar a andar para buscar el salón donde se reuniría con la dama Alustriel, Broom la detuvo agarrándola con la mano.

- Hola Aurissë Falfyawë. No te vayas aún porque si que te esperaba. ¿Nimloth Cúthalion no viene?- preguntó a la joven elfa. Esta estupefacta negó con la cabeza.- Gracias a un conjuro de la Dama, me puedo comunicar con vosotras, vayamos, nos está esperando.

Aurissë sin preguntar nada más fue detrás de él.
La condujo por varios largos pasillos con puertas a ambos lados y llegaron a un patio donde al centro se encontraba una mesa llena de todo tipo de manjares. Aurissë sintió otra vez un terrible rugido en la tripa y lo disimuló tosiendo con fuerza. Aún así Broom lo oyó y se echó a reir disimuladamente.
Por una puerta en el otro extremo del patio interior en el que se encontraban, entró Alustriel, que con los cabellos plateados a la luz de las estrellas la daba un toque mistico añadido. Como hizo Alustriel, Aurissë se sentó en la mesa.

- Come, se que estás hambrienta.- dijo mirando de reojo a Broom que disimuló una sonrisa. Aurissë cogió un buen trozo de pollo y comenzó a comer tranquilamente pero con una manada de leones rugiendo aun en su estomago ante la presencia de tanta comida.
Tras comer y quedarse complacida vio que Alustriel no probó nada. Avergonzada se sonrojó.

- No te preocupes, yo ya cené.- a Aurissë le retornó la sonrisa.

- Dama Alustriel, quería preguntarle una cosa sobre Nimloth. Cuando subí hasta el tejado para avisarle para la cena tenía un extraño brillo en los ojos. No me parecía especialmente extraño ni amenazador, pero me inquietó.Alustriel sonrió mirando las estrellas que adornaban el cielo esa noche, pues desde ese patio interior se veían perfectamente.

- No debe inquietarte.- dijo con voz pausada Alustriel.- Es la primera vez que veis las estrellas de nuestro mundo. Tú aún no lo has notado, pero pronto lo natarás, cuando llegue el momento, sabrás que el brillo de las estrellas limpias te ha llegado de verdad a los ojos.- Aurissë miró al cielo viendo las estrellas hermosas, pero nada más allá de eso.- Ahora te quiero hablar sobre el futuro. Desearía poder saber si os quedaréis en Luna Plateada o pensais viajar por los Reinos.

Aurissë pensó unos instantes. La verdad es que Luna Plateada le parecía muy buen lugar, pero se aseguró a si misma que compartiría el pensamiento de que lo mejor sería marcharse y volver al cavo de un tiempo para intentar regresar a su hogar.La elfa se lo explicó con elocuencia a Alustriel quien aceptó su decisión.

- Ve a contarle a tu amiga lo que hareis. Si os vais a ir avisadme y os entregaré armas más potentes que esos cuchillos.- Alustriel miró a la elfa con determinación.- Os dejo partir a pesar de vuestra pronta edad porque algo me dice que sois más fuertes de lo que vuestra edad aparenta.- concluyó riendo.

Aurissë fue como un rayo a la habitación en la cima de la torre donde Nimloth sostenía un colgante con forma de media luna y medio sol entre las manos.

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo III

Capítulo 3 de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados"

Capítulo III

Aurissë sonrió ante las palabras de su amiga. La verdad era que ultimamente Nimloth la hablaba constantemente de ese lugar, perfecto para pasar aventuras. Todo lo que Nimloth sabía de los Reinos era por los libros de la Leyenda de Drizzt Do´Urden.Por supuesto, Nimloth sabía que era Luna Plateada y quien era la dama Alustriel.

Los jinetes hicieron que sus monturas apretaran el paso.
Cuando el cielo ya se teñía de naranja, llegaron a las murallas de la hermosa ciudad. Como decían los libros, estaba construida con muchos estilos, lo que le daba un enriquecimiento cualtural increible.
También se decía que eran bienvenidas todas las razas, pero por eso Nimloth no se preocupó, porque si ahora eran elfas, seguramente no tendrían problemas para entrar; la única barrera era el idioma.

Cuando los jinetes los condijeron por entre las casas, la gente las miraba con curiosidad. Parecía que el rumor de que habían llegado extrañas visitantes se había extendido por toda la ciudad.
Llegaron a lo que parecía la casa de la dama Alustriel. Fueron conducidas hasta los establos donde bajaron de Caellyn. Nimloth se quedó unos momentos acariciando al animal y luego siguió a los guardias.Mientras, Aurissë y ella comentaban la situación.

- He leido sobre Luna Plateada y se supone que aceptan a todas las razas. Creo que nos llevan a ver a la dama Alustriel.- dijo Nimloth siguiendo las largas zancadas de el más alto de los guardias con facilidad. A pesar de tener 13 años, ambas eran vastante altas y de cabellos largos. Nimloth era muy rápida en atacar si se metían con ella o con sus amigos/as. En cambio Aurissë, era más tranquila y reía por todo; lo que no significaba que su ira no fuese temible.

- Esperemos que sea así.- contestó Aurissë mirando preocupada hacia todos lados. Nimloth, en ciierto modo, también compartía su inquietud.

Podían malinterpretar lo que les decían y ocurrir un desastre, pero aún así siguieron hacia delante confiando en que se acabaran entendiendo. Por entre los largos pasillos de la enorme casa. Al final, al frente de una pequeña puerta, estaba un gran umbral de plata dentro de donde las esperaba la dama Alustriel con sus claros cabellos de plata cayendo por sus hombros y su espalda.
Las recibió con una reberencia y las hizo pasar.
Los jinetes no pasaron, sin embargo si que cerraron la puerta tras ellos dejándolas a solas con Alustriel. Ésta, las condujo hasta unas sillas colocadas ante un fuego donde las invitó a sentarse con un ademán con la mano. Para su sorpresa, Alustriel comenzó a hablar con ellas en su idioma.

- Bienvenidas a Luna Plateada. Creo que tú, Nimloth, ya sabes quien soy.- Nimloth asintió y miró a Aurissë.- En cambio tú no me conocerás de nada. No es necesario hacer presentaciones para saber que soy Alustriel. Sin embargo, creo que me va a llevar un tiempo debolveros a vuestro mundo. Mientras, sereis bien recibidas en mi ciudad.

Nimloth frunció el ceño disgustada. Aurissë, también sintió algo de decepción ante sus palabras, pues acavaban de llegar y ya estaban pensando en marcharse.

- Eh, dama Alustriel. No se si me apetece mucho marcharme.- a Alustriel esto la pilló por sorpresa, ya que las veía muy diferentes y pensó que querrían irse.- Nuestro mundo es horrible, al menos desde mi punto de vista.- Aurissë asintió para corroborar sus palabras.- Los bosques allí desaparecen. El mundo se contamina por los gases que expulsan las máquinas y los animales se extingen por la caza "deportiva".- Nimloth bajó la cabeza apenada.- Y...es un mundo sumamente aburrido.

Alustriel soltó una carcajada que pilló por sorpresa a sus huespedes.

- No es necesario que os vayais si no quereis. Este mundo esta abierto para vosotras, que aquí sois elfas. Eso es porque es a lo que más os pareceis aquí.- hizo una pausa para mirar al reloj de Nimloth.- Lo decía por vuestras familias. Es imposible que ellas vengan porque nunca han creido en los Reinos Olvidados.

Nimloth y Aurissë sopesaron esas palabras. Era cierto que al cavo de unos dias hecharían de menos a sus familias, pero Nimloth era muy obstinada y se negaba a perder la oportunidad de explorar aquel mundo extraño para ella.

- ¿El tiempo pasa igual en nuestro mundo que aquí?- preguntó esperanzada.

Alustriel pensó unos instantes.

- No. Yo diría que si salís de aquí, os encontrareis en el mismo momento en que salisteis de vuestro mundo.- Nimloth se dio un golpe en la cabeza recordando algo.

- Nos encontrabamos en un...- al comprender que no sabría lo que era un autobús, dio una sacudida con la mano y prosiguió.- Bueno, los que estaban con nosotros nos empujaron de una especie de carro gigante en el que vamos llamandonos traidoras e infieles.La expresión se tornó preocupada, lo que las inquietó.

- Eso puede ser entonces que os expulsaron porque en vuestro mundo sois como dos extrañas.- soltó una pequeña carcajada para destensar el ambiente.- Si quereis permanecer aquí aunque sea poco tiempo os recomiendo cambiar de ropa.

Nimloth y Aurissë la siguieron por un largo pasillo lateral que las condujo hasta unas escaleras. Alustriel las dijo que arriba estarían sus aposentos y podrían usarlos el tiempo necesario.

Las dos amigas subieron las escaleras de piedra en forma de caracol a lo que parecía el final de una torre. Arriba se vieron sorprendidas al entrar una preciosa estancia con dos camas con dosel y entre ellas una alfombra de lana de oveja que hacía que caminar sobre ella fuese como flotar.- Vaya una habitación más guapa.- dijo Nimloth tirándose en la cama.

- Creo que esta noche duermo del tirón.

Aurissë miraba por la ventana el bosque que se extendía a lo lejos.

- Se me hace raro no ver carreteras serpenteando entre el campo.- luego se volvió sonriendo.- Mejor así.

- Y lo mejor es que podemos estar aquí hasta que nos de la gana, porque teoricamente en nuestro mundo seríamos fujitivas.- Nimloth bajó la cabeza.- En cierto modo, me alegro de que nuestras familias estén allí. Nosotras vamos a remover este mundo y con nuestras hermanas siguiéndonos sería muy cutre.- Las dos amigas estallaron en risas.- Oye, ¿crees que Drizzt Do´Urden estará por aquí? Bueno aunque esté no nos iba a entender osea que...

Un hombre vestido con una larga túnica las trajo unas ropas propias pedidas por la misma dama. Unas preciosas ropas de montaraz con capucha y un cuchillo con gravados atado a una de las botas.

- Veo que sabe que no me gusta la ropa formal...- dijo Nimloth alzando las ropas.

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo II

Segundo capítulo de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados".

Capítulo II

Nimloth sacudió la cabeza lentamente para intentar recordar que había sucedido. Pronto pudo comprobar que no tenía ninguna herida grave aparte de un gran dolor de cabeza y un hambre descomunal. Miró hacia su lado y vio que Aurissë se movía un poco, pero a ella la habían empujado más fuerte y al caer se había torcido el tobillo.

Aurissë al mirar a Nimloth casi se desmaya.

- ¡Nim, que tienes las orejas picudas!- dijo a carcajada limpia Aurissë. Nimloth se las tocó para comprobarlo y riendose le debolvió la pelota.

- Veo que tu tampoco te las habías visto...que way- respondió riendose.- Ahora veremos mejor y todo eso. Al menos eso e leido.- como respuesta un horrible dolor en la cabeza.- Si, creo que siento como se me funden las neuronas humanas.- Aurissë comenzó a reirse alocadamente.

- Tú lo que tienes es un chichón de tres pares de narices.- Quedate aquí. Voy a ver si encuentro un poco de leña para pasar la noche.- dijo Nimloth cambiando subitamente de tema.- Yo que puedo moverme...-Añadió al alejarse.

Aurissë que gracias a su nuevo sentido del oido, pudo oir esto ultimo y vio que tenía el tobillo torcido.

- ¡Qué buena amiga, yo aquí con el tobillo torcido y me abandonas!- gritó hacia donde Nimloth se había metido del bosque.

Nimloth, que no lo había escuchado, rio entre dientes. Siempre en sus mentes soñaron que correrían grandes aventuras y ahora aparecían en un lugar que parecía estar desirto. Lo que de verdad lamentaba era no tener sus dos espadas para defenderse de posibles peligros. Cerca de allí encontró unos troncos caidos y un par de piedras que llevó de vuelta a donde esperaba Aurissë.

- No se si vamos a poder encender un fuego pero al menos hay que intentarlo. No me apetece pasar la noche a oscuras en un lugar desconocido.- dijo Nimloth depositando lo que había traido.Como pudieron, hicieron un círculo de piedras y metieron los troncos dentro. Tardaron varias horas pero al final de rascar una piedra contra otra, pudieron encender un fuego que las mantubo relativamente seguras por la noche.

A la mañana siguiente, el inconfundible sonido de los cascos de un caballo sonaron cerca de las orejas de Nimloth. Abriendo poco a poco los ojos descubrió las patas del animal, de color blanco hasta que empezaba el torso, donde tenía multitud de manchas marrones. Lo pero era que según percibía Nimloth, habían otros cinco caballos alrededor pero con jinetes encima.

Aurissë permanecía inmovil, pero cuando vio que Nimloth se despertó se incorporó como pudo para observar a los jinetes.Nimloth también se incorporó.El caballo que la había despertado pateó el suelo impaciente.
Uno de los jinetes se acercó cuidadoso. Comenzó a hablar con ellas, pero ambas se quedaron con cara confusa al terminar de escuchar lo que les dijo.El jinete al ver que no sabían el idioma se señaló a si mismo.

- Broom Talja.- Nimloth al comprender que se refería a su nombre se señaló a si misma.

- Nimloth Cúthalion.- Aurissë también comprendió e hizo lo mismo.

- Aurissë Falfyawë.Los caballeros se miraron y dijeron varias cosas entre ellos. Probaron a hablar en goblin, en élfico y en la lengua común de allí, pero las elfas no les entendieron. Al final decidieron llebarlas ante su señora. Nimloth lo entendió cuando hicieron una falsa reberencia ante un árbol para que supieran donde iban.

Ambas fueron montadas sobre el gran caballo pinto. Nimloth al sentirse de nuevo sobre la grupa de un caballo casi no podía respirar por la alegría, mientras que Aurissë miraba nerviosa detrás de su amiga como la cogía las riendas para azuzar al animal.

- ¿Seguro que recuerdas como montar a caballo?- preguntó con nerviosismo. Como respuesta Nimloth le mandó una mirada mordaz.

Cuando los jinetes dieron a sus monturas para que galopasen, el caballo pinto los siguió. Nimloth respiraba desacompasadamente y Aurissë los sentía. Sabía que su amiga siempre había soñado con ese momento, el momento de volver a montar a caballo.
Los jinetes hicieron un círculo alrededor y el que había hablado con ellas antes señaló al caballo y dijo "Caellyn". A Nimloth le era familiar aquel nombre. Tras escucharlo y con una sonrisa de oreja a oreja palmeó al caballo.

Cuando el sol ya estaba en lo alto, unas murallas aparecieron en la lejanía.El jinete se limitó a decir "Luna Plateada, Alustriel".Nimloth ya había oido esos nombres recientemente y echó a reir.

- ¡Aurissë, los Reinos Olvidados!

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados

Una historia reciente de como me colé por un agraciado accidente en los Reinos Olvidados. También se cuela conmigo Aurissë para compartir aventuras conmigo.

Capítulo I

Un horrible día para todo el mundo menos para Nimloth se levantó en su pueblo. Tras las ventanas de su habitación, Nimloth miraba el movimiento de los árboles cercanos al río, sin comprender como para casi todo el mundo aquel era un mal día solo porque había nubes.A Nimloth, siempre le habían gustado los días así, pues indicaban que no habría sequía aunque fuese por un limitado espacio de tiempo.

Una vez, Thindraug, el padre de Nimloth le contó que para los flexibles árboles del río Manzanares, el viento y la lluvía que para la mayoría de la gente es extremadamente molesto, para ellos es como cuando una madre mece en la cuna a su bebé. Sin darse cuenta, ya había anochecido y aún seguía con los deberes sin hacer.
Un repentino grito de su madre Heledir como llamada para la cena hizo que Nimloth y su hermana Tynewen dieran un respingo de sus sillas.

- ¡Ya voy!- gritaron ambas hermanas al unísono.

Nimloth de un salto salió del escritorio para pasar como una exhalación por el pequeño pasillo que llevaba hasta el comedor. Allí ya estaban su padre en la silla de siempre y su madre sirviendo lo que parecía sopa. Nimloth se sentó donde siempre y tras cenar tranquilamente volvió a su habitación llena de posters y recortes de revistas, en su mayoría de caballos y elfos. Decepcionada, comprobó que su madre ya había cerrado las cotraventanas y furiosa pegó una patada a su pequeña silla.
Heledir alarmada entró en la habitación para ver que había sucedido.

- ¿Por qué has cerrado las contraventanas?- dijo furiosa intentando reprimir el dolor del golpe contra la silla. Heledir como si no creyera lo que oía respondió con cara de hablar con una loca.

- Porque es tarde y no me fio. Vete a dormir que mañana madrugas.- fueron las simples palabras de Heledir.Thindraug por su parte, pasó a dar las buenas noches y se fue a dormir pronto.

Cuando Nimloth ya dormía, un grito de su hermana la despertó.

- Nim, ¿mañana me despiertas para jugar a la Play Station?- preguntó medio dormida desde su cuarto.

- Emm...si, mañana te despierto.- dijo Nimloth mientras se daba la vuelta en la cama para mirar de cerca en las semitinieblas de la habitación la multitud de caballos que galopaban en las fotos y la cantidad de elfos que la miraban desde sus lienzos.

A Nimloth siempre le gustó mirar desde su cama todos los posters, pero cuanto más los miraba, más vacía se sentía. En su mundo, los bosque poco a poco desaparecían y la gente parecía una autómata para todo.
Además de esto, estaba también su ferbiente deseo de montar a caballo. Varias veces pensó que no había nacido en la época correcta y que debía de llevar en la sangre su amor hacia los caballos y las aventuras en general. Debía ser que sus antepasados fueron grandes caballeros templarios o valientes jinetes de los ejercitos de Hispania en la época de los romanos.
No, definitivamente, esa no era su época.
Además podría decirse que llevaba toda la vida esperando un milagro que la salvara de su funesto destino. Mucha gente la llamaría loca al saber que preferiría morir en una batalla que llena de aparatos en hospital, intentando inutilmente alargar la edad de su vida cuando la vejez alcanza a todo el mundo.

Tras estas divagaciones se perdió en un intenso sueño en el que caminaba con Drizzt Do´Urden, Legolas y Aurissë (su mejor amiga) por un hermoso bosque lleno de caballos corriendo a su alrededor.
A la mañana siguiente, un empujón de su madre la hizo despertarse vagamente. La pareció que llevaba toda la noche caminando por el bosque y eso que estaba enfadada el día anterior, apareció en la parada del autobús con una sonrisa de oreja a oreja al encontrase con sus dos compañeras Aurissë y Craban.
Nimloth apreciaba mucho a Aurissë pero en cambio Craban la había decepcionado mucho al prometerle montar a caballo el fin de semana y haber fallado a su promesa por quinta vez. Era una chica a veces buena y a veces insensible y falsa. Aún así, Nimloth solo pensó en que el día en el instituto sería mejor aunque solo fuera por Aurissë.
En cuanto llegaron los autobuses subieron a buscar sitio. Cuando ya todo el mundo subió, el autobús, comenzó a moverse. A Nimloth extrañamente le molestaba ese día el sonido del motor del autobús, como si nunca lo hubiera escuchado antes y parecía que a Aurissë también, aunque no se lo dijeron.
De pronto, una terrible sacudida hizo que Nimloth y Aurissë fueran a dar contra el cristal mas cercano del autobús. Los chavales que había en el bus comenzaron a gritar, pero pronto pararon al ver que solo fue una curba cerrada.
Incredulas, Aurissë y Nimloth miraron por la ventana para comprobar que al autobús conducía por un bosque. El autobús, paró al lado de un río. Todos los que había dentro del autobús se combirtieron en verdaderos auómatas sacudiendo y empujando a Nimloth y Aurissë, incluso Craban las empujaba a salir.
Todos gritaban enloquecidos.

- ¡Desagradecidos, infieles!

- Aurissë, vamonos que se estan volviendo un poco locos y esto empieza a ser un poco raro.- dijo Nimloth a su amiga, sin embargo no con expresión de fastidio si no de triunfo.

Aurissë casi se desmaya al recibir un fuerte golpe en la cabeza por un mochilazo de un chico. Aún así, ambas consiguien salir del alocado autobús hasta la fresca hierba.De un golpe que no supieron saber, ambas quedaron inconscientes tumbadas sobre la hierba.

Descripción de Hísilómë

E aquí la descripción de mi clan de Aírathëir.

Descripción de Hísilómë

"Hísilómë es imposible de encontrar para un corazón perverso", así se dice en la antigua roca de la pradera de Hísilómë, y así es. Sin embargo si tienes en corazón bondadoso y eres una persona de honor, llegar a este sitio no resutará complicado. Nada más entrar en Saûthern verás un camino natural de flores blancas, y lo deberás seguir y notarás que después de pasar la flores no se quedarán aplastadas, se incorporarán y segirán luciendo con un color como el de la luna al reflejarse en un profundo lago. Del contrario si no eres digno de encontrar lo que estás buscando, una densa niebla te recubrirá y hará que vuelvas por donde has venido; por esa razón también se la llama La Tierra de la Niebla.No tardarás mucho en notar que los árboles cada vez son más altos y que se van dispersando. Enseguida llegas a una pequeña muralla blanca, pero que si la ves de lejos se confunde con el paisaje. Al acercarte y recorrerla llegas hasta un puente que está guardado por dos grandes personas que no se pueden ver aun, porque estás aun lejos de cruzarlo. Te das cuenta de que el puente no pasa sobre un río sino sobre un gran foso en el que no se ve el final. Ya puedes ver bien a esas dos figuras antes borrosas. Son dos elfos que no te impiden la entrada.Sigues tu camino y ves que lo que hay dentro de la muralla no es mucho terreno, tansolo hay cinco grandes árboles con un fina escalera que asciende hasta ellos; pero tambíen se comunican por escaleras colgantes. El árbol más cercano tiene una puerta tallada en lo alto del tronco mismo. En las demás, las puertas están también en el tronco, pero tenían menos adornos y eran más pequeñas. En la Puerta Grande te lleba a la jefa del clan, donde vive mientras no estás de misiones y donde recibe a los invitados. También en ese lugar escucha las peticiones de los demás componentes del clan. En el segundo árbol está el centro de entrenamiento, en el tercero está la biblioteca, en el cuarto está el almacén y en el quinto que tenía la puerta más abajo se entraba a los establos.En el centro hay una gran piedra antigua que parece se que está escrita en alguna lengua de antaño. Alrededor de la piedra hay un pequeño estanque alimentado por un manantial subterraneo; lo que hace que el lugar tenga un aspecto mágico.Nada te impide estar allí y aliarte o unirte a el grupo.Eres libre de quedarte o ser simplemente un visitante.Pero no olvides que las Flores Blancas te han mostrado el camino; o no olvides que siempre podrás ser bien recibido mientras no seas portador del mal.

Historia de Hísilómë, en Saûthern


Esta es la historia de mi clan en Aírathëir, que se llama Hísilómë (Tierra de la Niebla) y está situado en los bosques de Saûthern, al sur.
Hísilómë
Una mañana se levantaba cálida en el sur de Aírathëir. Nimloth andaba solitaria con su caballo Caellyn por el gran bosque Saûthern. Cuando entró vio como a los pies del caballo salían unas bellas flores blanquecinas que marcaban un camino; y no fue dificil seguirlo; pues era un camino amplio y por quella zona se exparcían los árbolesa su alrededor. Llegó a una pequeña pradera en medio del bosque, pero había algo en el lugar que atraía. Allí los árboles eran más altos, y había cinco bien definidos, que eran los que sobresalían.Nimloth se acercó a lo que le pareció una piedra normal cuando notó que había algo escrito en ella, " Hísilómë es imposible de encontrar para un corazón perverso"; Nimloth pensó que ya que había llegado a Hísilómë haría allí un santuario para aquellas personas que consiguiesen llegar a aquel maravilloso lugar. En poco tiempo con unos elfos que habitaban ese mismo bosque Nimloth construyó en los huecos de los árboles unas estáncias para los ocupnates que llegasen. Luego se vieron obligados a construir una muralla porque aunque era imposible encontrar Hísilómë por un corazón impuro, Herumor el Oscuro, un hombre baominable, por una mala casualidad consiguió llegar a Hísilomë. Con unos de sus hombres se propusieron expulsar a los elfos de allí y quedarse con el lugar. Pero los elfos que habitaban por el bosque acudieron en su ayuda y expulsaron a los que ahora se llama Los Dúmbash, los seguidores del Oscuro. Terminada la Gran Muralla y expulsados los Dúmbash, años de paz se acercaron a Hísilómë; con la llegada de muchos elfos, hombres y demás razas nobles que ayudaron a la gloria y el honor de la Tierra de la Niebla.