miércoles, 2 de enero de 2008

El lago de las luces III: Un nuevo compañero

Ya tengo la tercera parte de mi primer tema. No se lo largo que va a quedar pero espero que sea un poco más extenso.
La foto es de dos nuevos personajes.



Cápitulo 3: Un nuevo compañero

A Êlnim le quedaba perfecta de tamaño la armadura y a Ayäshán no parecía extrañarle. Miraba con añoranza la gran cámara en la que se encontraban; Êlnim ya no podía aguantar más la curiosidad y tuvo que preguntar al gran caballo blanco.

- Ehh...Ayäshán, ¿qué pasó en este lugar?.- dijo insegura la elfa.

- Es una larga historia y creo que deberías dormir; mañana será un largo viaje.

- Está bien, pero me lo dirás durante el trayecto.

- Como quieras, pero ahora salgamos a la hoguera.

Volvieron por los establos donde Ayäshán se quedó expectante unos segundos y luego continuó hasta el patio donde se instalaron para pasar la noche. Ambos compañeros cayeron dormidos enseguida sin necesidad de hacer guardias; Ayäshán se sentía seguro en aquel lugar y transmitió su seguridad a la elfa.

A la mañana siguiente el castillo abandonado tenía mucho mejor aspecto. Êlnim encontró el jardín del antiguo palacio donde aun crecían manzanos, higueras, nogales, algúnas fresas en el suelo y también una extraña fruta de color verde anaranjado. Ayäshán le dijo que era un Yalpy y que estaba muy bueno, así que cogieron frutas de todos los árboles y la elfa las guardó en una mochila que había apoyada en un escalón. La mochila era grande y no tenía ningún desperfecto así que la usó para coger lo que encontrase.

Tomaron una manzana cada uno (Ayäshán dos) y se pusieron en camino sin tardanza. El caballo advirtió que aun quedaba un trozo muy amplio de pradera; y cuando salieron de los alrededores del castillo cruzando por un puente, vieron la extensa pradera. Ayäshán corrió mucho al principio pero luego paró a un trote corto para poder hablar con claridad con su amiga.

- Me dijistes que me contarías que ocurrió en aquel palacio.- dijo la elfa aflijida al ver el poco interés que tenía su compañero para hblar de ello.

- Bueno...está bien. Te lo contaré, pero advierto que es una historia un poco larga y quizás te aburras.- el caballo paró y fue al paso.- Todo empezó con el nombramiento del rey Throdÿ. Era un elfo vastante joven pero enseguida aprendió a manejar el uso de la espada, el arco y la lanza, pero el prefería la lanza y en caso de no poder usarla, la espada.
" Todo le fue bien hasta que un buen día, un grupo de humanos que vivían en su territorio formaron una rebelión y se alzaron contra su rey. Eran de una orden de caballeros que siempre habían sido fieles; pero de esa orden quedaron algunos que ayudaron al joven rey, eran la antigua Orden de los Caballeros de Loggdú. La mala suerte quiso que el jefe fuese asesinado y los rebeldes tomasen un nuevo jefe que se hacía llamar Khashâg. Enseguida fueron suficientes para asaltar la ciudad y las dos aldeas aliadas. Yo guiaba a los caballeros y en mi grupa iba el rey; en dos días huyeron y creimos que habíamos acabado con ellos y no volverían pero no podíamos estar más equivocados.
" Hubo dos ataques más en los que traían sureños y orcos. Al tercero asaltaron completamente la ciudad y mataron a todo el mundo que encontraron en ella, solo sobreviví yo, el rey y caballo a quien yo di a su prtección, Hrimir. Yo hui en busca de ayuda que nunca encontré y de ellos no supe más. Esto pasó hace ya 150 años y nadie queda ya para contar la gloria de la ciudad de plata."

Cuando Ayäshán acabó de contar lo ocurrido, Êlnim no sabía que decir. Nunco oyó hablar de aquella tragedia y le parecía que debería ser recordada aquella ciudad.

- Es horrible...nunca oí tal cosa. Pero aun está la posivildad de que Throdÿ siga con vida.- contestó animada Êlnim.

- Han pasado 150 largos años. No creo que siga por aquí, y aunque siguiese por algún lugar no creo que pudiera hacer nada ya...

- ¿Donde están las dos aldeas que dijiste que fueron arrasadas?

- Más alante a la derecha y la otra está más atrás, creo que ya la pasamos.

- Dirigamonos a la que nos viene de camino, alomejor tendrán información y puede que algo de comer que no sea fruta. ¿Son humanos?

- Si, son humanos, pero no se si esto estará bien...

- Estará bien porque ni siquierase a donde nos dirigimos.

Ayäshán volvió a galopar y pasado un cuarto de hora; más o menos a la hora de comer, llegaron a lo que parecía el comienzo de una aldea de tamaño mediano. Había vastantes casas muy bien cuidadas y unas cuantas tiendas en la calle. Los aldeanos los recibieron bien, pero les extrañaba la presencia de una elfa en aquellas tierras. Les indicaron por donde llegar a la taberna principal y tambía fue fácil de encontrar; estaba en el centro con un gran cartel que decía:
" La heradura de oro "
Ayäshán al principio no accedió a meterse en las cuadras porque decía que estarían muy sucias, pero al final Êlnim lo convenció. La elfa entró en el lugar y vio que era muy acojedor y que había muchos humanos e incluso algún enano sentado con un motón de dinero en una bolsa. Ella decidió sentarse en una mesa alejada y pidió una bebida típica de allí. Le sirvieron como era lo más normal una cerbeza tibia y a ella no le convenció mucho aquella bebida. Le empezó a quemar la garganta y a marearse; ella nuca había tomado algo igual.

El camarero que había sirviendo, se le acercó y le sirvió en una bonita copa con vordados una bebida mucho más suave. El hombre se limitó a decir " Jentileza de Ohrek". En ese momento Êlnim se dió cuenta de que en la mesa más cercana a la suya, un encapuchado bebía la misma bebida que ella. La elfa se dispuso a levantarse a hablar con el, pero en ese moento, el mozo de cuadras entro gritando en el local.

- ¡Hay un caballo que habla en las cuadras, hay un caballo que habla en las cuadras!

Êlnim no tardó ni diez segundos en salir corriendo en dirección a las cuadras. El encapuchado se levantó sigilósamente y la siguió. La elfa al llegar a las cuadras lo primero que encontró fue que en el comedero de Ayäshán había un pienso propio del lugar. El caballo salió de las sombras para excusarse.

- Tansolo le dije que yo no em lo comería...- Êlnim tenía una cara que no parecía mejorar con las excusas del animal.

- ¡Eso no es excusa!, ¿sabes que el mozo de cuadras entró gritando que en los establos había un caballo parlante...?

- Perdón si molesto, pero creo que lo mejor sería irse.- dijo una voz extraña tras la elfa.- No os gustaría que llamasen a la policía.

- Creo que sabemos lo que hay que hacer.- contestó en tono borde Êlnim.

- En ese caso, tendré que dejar para otro momento la invitación de que me acopañeis a mi humilde hogar...

Êlnim se giró y contempló a el mismo encapuchado que antes la invitó a tomar el refresco y se sintió muy abergonzada.

- Ehh... yo lo siento mucho, no sabía que era usted, señor. La verdad es que no nos vendría mal un lugar en el que pasar la noche.

- En ese caso no teneis más que seguirme.- dio un silbido largo y fuerte y un caballo negro con una manta de batalla encima apareció trotando. Êlnim se quitó la capa negra que la cubría la ligera armadura y la dejó al descubierto. Tenía con ella un porte magnífico. En ese momento, el extreño también se quitó la capa y se puso un casco negro con plumas negras y rojas antes de que pudieran verle el rostro. El guerrero se quedó como paralizado al ver la armadura de la elfa.- ¿De donde las has...?

En ese momento, unos soldados locales aparecieron con unas ballestas apuntándoles. Tubieron unas décimas de segundo para salir corriendo cuando el misterioso acompañante les tiró su capa encima y los dejó confusos. Corrieron cada uno en su caballo por la larga calle principal hasta llegar a lo que parecía el final de la aldea y se internaron un poco en el bosque marrón. Estaba todo oscuro pero Ayäshán podía ver muy bien.

- Êlnim, desconfío de él.

- Tranquilo, estoy en alerta.

Corrieron un poco más, cuando oyeron a los soldados por detrás. Tuvieron la mala suerte de que, uno de los soldados, diera un tiro en la pata del caballo negro de delante y esta tropezase y callese al suelo con lo que el jinete cayó y se golpeó con una piedra en la cabeza. Ahora estaban las cosas muy mal. Êlnim pidió a Ayäshán que diese la vuelta para enfrentarse con los atacantes.

- No se porqué nos atacan, pero creeran que somos fugitivos. Devemos defendernos.

No eran más que tres y la elfa de un lanzazo mató al primero, el caballo mordiendo a otro en el culo, hizo que del dolor cayese del caballo y quedase inconsciente y el otro salió corriendo. Acabado el problema, Êlnim desmonró y se acercó al acompañante herido. Se le había salido el casco del golpe y ahora le pudo ver bien el rostro. Era un elfo de cabellos rubios con hermoso rostro. Ayähán profirió un sonido extraño.

- No puede ser...es Throdÿ.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:O!! Nuevos personajes!!! Bien, este capitulo estuvo algo mas largo, jejeje...y me gustó bastante! Ya espero el siguiente!!!