miércoles, 2 de enero de 2008

El lago de las luces V: Las luces de la noche

Un capítulo un poco largo pero en el que se descubren muchas cosas muevas, como en los anteriores.

No se si podré sacar capitulos tan seguido como lo hago ahora.

Una preciosa foto del Lago de las Luces.



Cápitulo V: Las luces de la noche




Prepararon todo para salir al día siguiente en busca de ayuda a el Lago de las Luces, ya que se decía que por allí andaban los restos de la Orden de los Caballeros de Loggdú. A la mañana siguiente se dieron cuenta del contratiempo de que Hrimir estaba herido y no podría cargar con nadie; así que irían los dos en Ayäshán que podía de sobra con su peso. Hrimir iría por detrás, ya que podía trotar gracias a los cuidados de Êlnim.





Se prepararon para partir cuando Throdÿ tubo la idea de ponerle una silla a Ayäshán, quien se negó en redondo. Al final, por la insistencia de Êlnim accedió incluso a ponerse riendas con la condición de que Êlnim no las usara excepto en caso de emergéncia. Ahora iban mucho mejor, porque podían agarrarse a el caballo al trote sin dar mucho votes.





Transpasaron la pradera de norte a sur, que no era muy extensa y llegaron de nuevo al bosque de oro como le llamaba Êlnim. torcieron un poco hacia el norte con lo que ahora iban directosa el lago.





Pararon para comer unas pocas frutas y un poco de pan de la casa de Throdÿ y enseguida estubieronde nuevo en camino. El paisaje no experimentaba cambios pero seguía siendo muy hermoso y Êlnim pensaba para sí que si tubiese un poco de tiempo escalaría a uno de aquellos árboles.





Pasaron así dos horas y los árboles dejaron de nuevo paso a una explanada y al fondo ya se podía ver el gran Lago de las Luces. Se acercaron y provaron con muchas ganas el agua del lago que les transpasaba las gargantas y les producía un frescor que los aliviaba del largo viaje. De nuevo acamparon y decidieron pasar en aquella parte del lago la noche, y Ayäshán les dijo que les tenía reservada par por la noche una sorpresa fantástica.





Así llegó la noche y los elfos miraban impacientes la superficie del lago esperando ver algo de lo que Ayäshán prometió. En unos segundos, la espera dió recompensa, en el fondo del lago fueron apareciendo reflejadas las estrellas, pero parecían estar tumbadas en el fodo del lago y tambíen apareció la luna llena, pero esa noche no había luna, esa misma noche el cielo solo llevaba estrellas. Todos los presentes se maravillaron con las luces acuaticas y les parecieron cinco minutos pero permanecieron allí toda la noche y solo se levantaron cuando el sol comenzó su ascenso en el cielo. Lo más estraño es que aun se podía ver algunas estrellas en el fondo como atrapadas en el lago.




Aun así, no tardaron en desaparecer. Aunque no habían descansado, se encontraban con muchas energías para continuar el camino así que recogieron pronto y se pusieron en marcha después de comer algo.




Ir caminando por el borde del lago era muy reconfortante, el agua era cristalina y al llegar a la orilla provocaba un murmullo adormilante. Devido a eso, no se dieron cuenta de que les estaban observando desde los árboles. Êlnim se obligó a dejar de mirar el lago y consiguió veralgo entre los árboles.




- Ey, hay algo en los lindes del bosque.- Los demás paraon de observar el lago a su pesar y vieron que era verdad. Se pudo ver que una figura con ropajes de explorador se acercaba tranquilamente hacia ellos.- ¿Quién eres? No queremos molestar, tansolo venimos a por fieles a la corona.




Unos 12 hombres salieron detrás y los agarraron poniendoles una espad a cada elfo en el cuello. Throdÿ llevaba puesta la capucha de la capa y no se le veía más que la mitad de la cara y los cabellos rubios callendole en los hombros, por lo que no le reconocieron. El hombre que se acercaba dijo que agarrasen a los caballos, pero no les fe tan fácil coger a Ayäshán, ya que este se defendía con fiereza. En cambio Hrimir no pudo hacer mucho porque no le atrapasen, ya que lo ataron las patas y lo tumbaron rápidamente.




- ¿Cómo es eso de que buscais fieles? Aquí no hay corona, no hay rey.- dijo el hombre acerándose. Tenía una mirada severa y el cabello negro azabache.




- Pero la hubo, y buscamos a los fieles que quieran luhar por su rey.- contestó Êlnim.




- Vaya, y supongo que me dirás que tienes a un rey dispuesto a meterse en este lio.- El hombre se acercó amenazante a la elfa.




- Si que lo hay. Ten por seguro que reinará si se le presentan fieles.- interrumpió Throdÿ interponiendose en el camino de el hombre. El hombre echó mano de la empuñadura pero aun no sacó su espada. En ese momento, Throdÿ se quitó la capucha y ninguno de los presentes hizo ningún movimiento fuera de lo normal, no reconocieron el rostro de su rey. Pero el hombre que se disponía a atacar, dejó caer el arma en el suelo y se inclinó. Los demás quedaron perplejos ante esto.




-¡Insensatos, que se supone que hacéis que no os inclinais ante el rey!- los presentes inseguros hicieron lo que el hombre les indicó. A Throdÿ le quitaron las manos de encima y pidió que desataran a los caballos y les indicasenel camino hacia su guarida.- Claro, señor. No tardaremos en llegar, Cirendor a su servicio.



Iniciaron el camino con Cirendor a la cabeza. Era una hueste entera de hombres todos tapados con pasamontañas y capuchas. No dejaron de caminar por el borde del lago, para alivio de los elfos, que estaban ya con los pies doloridos de tanto caminar.



El trayecto no fue largo como Cirendor les dijo. Pronto vieron un cerro que estaba practicamente en la orilla del lago. Al acercarse tambían vieron que había una puerta excabada en la parte inferior de la colina, por donde les indicaron que devían pasar si querian llegar hasta el capitán.



A los caballos se les impidió la entrada, pero les aseguraron que los dejarían ir a placer por las cercanías. Tan solo pasó con ellos Cirendor, que los guió por los estrechos pasillos que se internaban por debajo de la colina. Después de cruzar un largo pasillo, llegaron a lo que parecía el otro extremo inferior de la colina.


A los lados, con la típica construcción de Bhamlaug, estaban las puertas a las demás estancias, que devían ser algunas habitaciones, armerías, etc; y al fondo del pasillo, una gran puerta con los bordes de plata. Cirendor les indicó que pasaran para dentro.


El interior era fascinante. En vez de simples columnas, lo sugetaban pilares con forma de árbol; a los lados había dos grandes mesas con comida y en el fondo un trono de plata, situado un poco más alto que otro pequeño asiento correspondiente al consejero o a algún tipo de ayudante.


Throdÿ enseguida reconoció su antiguo trono y se preguntó como abría llegado hasta allí. Cuando los dos elfos miraban a su alrededor buscando a el capitán de los exploradores, sus respuestas se vieron aclaradas cuando un hombre de aspecto imponente, hombros anchos y pelo oscuro, los llamó la atención.


- Bienvenidos, nobles elfos. A que se debe vuestra visita.- dijo aquello como si nunca hubieran llegado visitas a aquel refugio, como era más normal.


- Mi capitán, es el rey Throdÿ.- interrumpió Cirendor. El capitán miró al elfo con una expresión de incredulidad y alegría a la vez.


- Throdÿ... me contó mi padre que te mataron al destruir Vangathresh. Soy Thalund, capitán de los loggduim.- Elnim no pudo contener una sonrisa resplandeciente al ver que aun podían quedar esperanzas y aliados nobles entre los hombres.- Me alegra esta visita sin duda, pero decidme, ¿qué os trae hasta aquí?- terminó temiendo la respuesta.

-No nos trae otra cosa que la lucha por la libertad. Venimos a pediros que os unais a nosotros para luchar contra el enemigo común y recuperar lo que fue nuestro.- dijo con palabras serias y voz clara el rey Throdÿ.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque me perdi al principio... me repuse en la mitad jejeje...
Este capitulo, como los anteriores, me ha gustado...ya veremos que pasa con Throdÿ.

Anónimo dijo...

He leido toda la historia y me ha encantado, sigue así, y como te digo siempre... me encanta cuando te dan esos ataques de inspiración, jeje. A ver como continúas que me has dejado con la intriga.