sábado, 8 de marzo de 2008

Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados- Capítulo V

Capítulo quinto de "Mi pequeña incursión a los Reinos Olvidados".

Capítulo V

Aurissë observó el colgante que Nimloth sostenía entre las manos exigiendo una explicación con la mirada.

- ¿De donde los has sacado?- preguntó Aurissë sonriendo.

- No pienses que lo he robado ni nada.- contestó bromeando Nimloth- La dama Alustriel me lo regaló. Vino antes que tu, pero no me dijo cual era su función.Con una expresión confusa en la cara, Aurissë pensó en como diablos habría conseguido llegar antes que ella a la habitación, pero se dio por zanjado el tema en cuanto Nimloth le dijo que practicaba la magia.

Nimloth ya no tenía aquel extraño brillo en los ojos, lo que tranquilizó a su amiga.Habían sido demasiadas experiencias en un día.
A la mañana siguiente, el sol alumbró con una espectacular brillantez. Nimloth se tapó la cara cuando Aurissë recogió las cortinas de dosel que tapaban su cama, dejando pasar toda la luz.

- ¿Qué haces?, ¡aun tengo sueño!- la reprendió Nimloth. Aurissë continuó recogiendo y se vistió como el rayo cuando Nimloth solo pudo incorporase un poco.

- Alustriel me dijo que confirmasemos si nos iríamos o nos quedabamos. Yo le dije que nos ibamos.- dijo Aurissë abrochandose una preciosa capa de color negro.

- Mmm...Me parece bien. Solo que he pensado que no podemos ir por ahí solas sin ningún arma más que un cuchillo. Y...adelantaríamos camino si estubiesemos en problemas con un caballo...- contestó bajando la mirada Nimloth. Aurissë soltó una carcajada.

- Eso me dijo ayer Alustriel, que con un cuchillo como única arma y sin experiencia mal ibamos. Vamos.- dijo concluyente la compañera de Nimloth. Esta, se dejó arrastrar. Se sorprendió de lo bien que le quedaban las ropas de montaraz.

Aurissë condujo a su amiga hasta el patio interior donde la anterior noche había cenado y conversado con Alustriel, donde ya las esperaba con dos caballos detrás, sin necesidad de ser cogidos por las riendas se mantenían pegados a ella.
Nimloth no pudo ocultar una enorme sonrisa al ver que uno de ellos era Caellyn, el caballo pinto que la llevó hacía ya dos días.
Al acercarse, Alustriel y los guardias que había (entre ellos Broom) con unas armas en las manos los recibieron cordialmente.

- Buen día, Nimloth y Aurissë de la Tierra. Como dije ayer, espero vuestra respuesta.- Nimloth y Aurissë asintieron al unísono.- Sea pues. Aquí teneis vuestras armas.- Broom se acercó y la pasó un arco a Aurissë y otro a Nimloth. Acto seguido, otro guardia más alto que Broom se acercó y le cedió dos cimitarras a Nimloth y un kunai para Aurissë, que los recibieron encajándolos a la perfección en sus vainas.- Ahora que ya teneis algo con que defenderos, solo queda un pequeño presente para que vuestros desplazamientos sean más rápidos. Los dos caballos, como si supieran todo lo que hablaban se acercaron.

Ambos, de gran embergadura se acercaron a sus nuevas dueñas observandolas con una inteligencia en los ojos mayor a la de ningún caballo de la Tierra o de los Reinos lo haría nunca. Incluso Nimloth retrocedió un paso al ver lo decidido que se acercaba Caellyn.

Nimloth no lo podía creer. En la Tierra, hace unos pocos días, casi se moría de desesperación por poder montar, aunque solo fuese una vez a caballo y de repente tenía uno. El caballo perfecto con el que siempre había soñado. Un enorme caballo marrón y blanco.

Por su parte, el otro caballo que era negro y con el final de las patas peludas se acercó a Aurissë detenidadmente.Tenía una mirada muy expresiba y más negro que la misma noche observó como lo hizo Caellyn a su dueña. Aurissë, de manera semiconsciente dijo casi para si "Leindmund..."
Alustriel asintió, pues ese en verdad era el nombre del caballo.

Listas ya para partir, se acercaron a sus nuevos compañeros. Aurissë tardó un poco en acostumbrarse al poderoso paso de Leindmund. Cuando ya se pudo mantener bien sobre Leindmund vio que Nimloth aun no había montado. Estaba acariciando el morro a su caballo mientras cantaba una larga letanía que parecía elfico.
Aurissë con mirada comprensiba dio unos toquecitos en el hombro a su amiga e hizo una seña hacia el camino. Nimloth dejó de entonar la letanía y como si fuese un protocolo, subió por la parte izquierda del caballo y cuando ya estaba encima se le erizaron los pelos de la nuca.¡Cuánto tiempo llevaba esperando ese momento, cuántas noches sin dormir pensando si alguna vez volvería a sentir el poderío y la libertad de montar a caballo!

Solo ahí sentada en la silla ya sentía que sus momentos más felices se sucedían. Caellyn, sintiendo la euforia de su dueña relinchó entusiasmado.Nimloth ya había montado hacía un día, pero con la confusión solo fue como si hubiese volado un corto espacio de tiempo. Ahora sentía que estaba en paz.Caellyn, después del eufórico relincho echó a trotar mientra Nimloth gritaba:

- ¡Algún día agredeceré a los Reinos esta oportunidad!

Aurissë la siguió despidiendose con la mano de Broom.

A Aurissë le parecía muy sencillo montar, y bastante placentero sentir el aire en la cara y esa sensación se seguridad y libertad que le proporcionaba Leindmund. Cuando miró a sun lado vio que Nimloth seguía los movimientos de Caellyn como si los adivinase y lo manejaba como si fuesen uno solo.

Ante ellas, se abría el ancho mundo, con lugares reconditos sin explorar; que era lo que las impulsaba a seguir con aquella felicidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Exelente historia!!! Ya la habia leido en el Flet... y me gustó muchisimo...!

Sigue asi!;)